La crisis que ha provocado en la hostelería la pandemia y las restricciones por el COVID-19 continúa provocando cierres en el sector en la ciudad de Murcia. Uno de los últimos en echar la persiana ha sido la popular cafetería ‘Vogue’, ubicado en el número 14 de la céntrica calle Trapería de Murcia, que en los últimos tiempos tuvo que cambiar su denominación por ‘Vog’ a causa de un litigio por la titularidad del nombre con la popular revista de moda y tendencias.
Al parecer un desacuerdo en el precio del alquiler del inmueble, cuyo propietario es el Real Casino de Murcia, y la reciente apertura de un nuevo restaurante en Ronda Sur por parte de su gerente, el empresario hostelero Héctor Ruiz, unido a la crisis del COVID, han propiciado el cierre del conocido local y hace tres domingos echaron definitivamente la persiana.
LasGastrocronicas.com ha podido conocer que son varios los grupos hosteleros murcianos que se están interesando en estos días por el traspaso del local así que es muy probable que la próxima actividad comercial del céntrico establecimiento vuelva a estar relacionada con la restauración.
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Adiós a las tapas de ‘moda’ en la Trapería
Desde 2012 el ex futbolista y hostelero Héctor Ruiz regentó Vogue en la transitada e histórica calle Trapería de Murcia, un bar de tapas con una decoración cosmopolita con el que rinde su particular homenaje al mundo de la moda y la prensa más fashion y glamurosa; no en vano, fue en la Trapería, como su propio nombre indica, donde se establecieron históricamente las mejores tiendas de moda murcianas.
Contaban, con una extensa terraza, cubierta con un toldo y con un amplísimo horario desde la hora de los desayunos (café y media tostada: 1,80 euros, en 2016) hasta la media noche ininterrumpidamente y abrían todos los días de la semana, siendo testigos de excepción de paso de centenares de grupos de turistas en su recorrido desde la catedral hasta el Real Casino a quienes han ofrecido, durante nueve años, una extensísima carta de típicas tapas murcianas entre las que destacamos su exquisita croqueta de gamba roja.
Su carta incluía una decena de montaditos variados, sandwiches y hamburguesas, platos combinados, parrillada de salchicha, longaniza, morcilla, lomo y huevo, media docena de tipos de ensaladas y una amplia relación de raciones como sus delicias de verdura con miel de caña, huevos rotos o setas confitadas con chorizo y huevo pochado. En carnes ofrecían entrecot, secreto ibérico, solomillo al PX y carrillera de cerdo y pescados como merluza, lenguado, salmón, emperador y atún. Seis navajas y dos cervezas solo nos costaban 5 euros hace seis años. También preparan arroces y pulpo todos los días y, lloviese o no, migas con tropezones.