Arranca bajo la dirección del chef Iñigo Urrechu.
El restaurante madrileño Zalacaín inicia nueva etapa tras su lamentado cierre en diciembre pasado, en esta ocasión bajo la dirección gastronómica del chef Iñigo Urrechu y formando parte del Grupo Urrechu.
El mítico restaurante madrileño fue el primero de España en obtener tres estrellas Michelin, Zalacaín, según publica ABC, regresa un poco como símbolo de un sector que retoma las ilusión tras lo más duro de la pandemia en una ciudad que es ya envidia como plaza gastronómica por oferta, variedad y calidad.
El espacio de Álvarez de Baena reinicia la actividad con parte de su plantilla anterior al derrumbe, entre ellos Jorge Losa como jefe de cocina, Roberto Jiménez como maitre y Raúl Revilla como sumiller. La nueva gestión se propone recuperar el espíritu original en decoración y carta, con su Búcaro Don Pío, su Wellington o su tartar de lubina, aunque incorpora novedades como los callos de Jorge Losa y un Recorrido Gastronómico (siete platos más postre) por la historia del ya mítico restaurante.
Expansión del sector hostelero en Madrid
La vuelta de Zalacaín, se une este verano a una inusitada expansión del sector hostelero en la capital de España con la apertura de diferentes establecimientos. Allí está, por ejemplo, la prometedora casa de comidas Fonda de la confianza, con la vuelta de Paco Patón y José Luis Estevan a primera línea, o el desembarco en Madrid de Mentica Gastronómico, de la joven chef Lucía Grávalos, que trae al barrio de Chamberí su cocina creativa aunque muy de su tierra y de la huerta de Calahorra, con platos del recuerdo y ollas.
También hay novedades entre los ‘place to be’ en Madrid. En La Moraleja el nuevo Salvaje estrena segundo local en la ciudad tras el de Velázquez (acaba de abrir también en Barcelona). Se trata de un espacio muy agradable y estiloso ubicado en la propia plaza de adoquines, con terraza y sala y una propuesta ligada a la diversión pero con una carta muy correcta.
En el barrio de Salamanca, en tanto, se estrena Martinica, que ofrece una cocina mediterránea con producto nacional pero con influencias del mundo (Japón, México, Marruecos, Cerdeña) que el chef italiano Marcello Salaris plantea como un viaje (hay que probar sus carrilleras de cerdo con calabaza y su postre de inspiración marroquí, con chocolate blanco y curry).
Por otra parte, si lo que buscamos es un ambiente neoyorkino, la tenue luz de La Lluna también invita desde la deseada calle Recoletos a sumergirse en sus platos internacionales y sus cócteles con glamour.
Madrid también amplía su oferta de italianos que van más allá de la pizza. Los del exitoso Bel Mondo (Grupo Big Mamma) se atreven ahora con otra ‘trattoria’, Villa Capri, en la calle Hortaleza, más informal y fresca, de inspiración amalfitana y platos caseros que no defraudan. La segunda apertura de cocina del país vecino es La Tavernetta del pirata, en la calle Santa Engracia, que trae a la capital española Rosalba a imagen y semejanza del restaurante de sus abuelos en Ischia y con cuyas pastas al dente promete conquistar paladares que buscan lo auténtico.
También hay nuevas propuestas gastronómicas de los grandes hoteles madrileños, uno que se suma este mes al panorama local es el nuevo Hard Rock Hotel, en el llamado ‘triángulo del arte’, y con él llega su oferta en restauración, tanto en su habitual Sessiones como en sus bares de la azotea y del ‘lobby’. Tomarse una hamburguesa o una refrescante bebida rodeado de instrumentos de grandes músicos americanos y españoles puede ser un planazo de verano.