El chef murciano de La Cabaña Buenavista, Pablo González-Conejero, con dos estrellas Michelin, se ha propuesto que el comensal viva «toda una experiencia» cinematográfica con los postres de su restaurante de El Palmar (Murcia).
Según ha explicado esta semana en San Sebastián Gastronomika, Pablo ha convertido los postres en una sesión cinematográfica que comienza cuando el cliente debe elegir una píldora, como en «Matrix«. Para ello se ofrece al comensal un pastillero con cuatro pastillas (verde, marrón, roja y amarilla) que se identifican con hierbas, chocolate, frutos rojos y lácteos y cuya elección será lo que determine el futuro de «su camino en los postres»
Pastilla roja: «El silencio de los corderos»
Cada color está, está asociado a una película, de forma que quien elija el color rojo se tendrá que enfrentar a dos postres un tanto gore inspirados en escenas de «El silencio de los corderos»: cuando Anthony Hopkins hace comer su propio cerebro a un hombre aún consciente -se sirve con material quirúrgico, bisturí incluido para levantar la réplica de la tapa de los sesos- y la mariposa que aparece en la boca de sus víctimas.
Pastilla amarilla: «La naranja mecánica»
Los lácteos y el color amarillo de la pastilla corresponden a «La naranja mecánica» en recuerdo a los vasos de leche con LSD que pululan por la cinta. «El LSD lo hemos obviado», ha bromeado Pablo González-Conejero, pero no la «violencia extrema» de la película de Kubrick, de forma que el comensal debe romper con una cuchara la piel seca de leche que envuelve un postre; el otro, que recuerda al ojo maquillado del protagonista, es un mochi.
Pastilla verde: «El cartero siempre llama dos veces»
De la película «El cartero siempre llama dos veces» y su recordada escena de sexo sobre una mesa de cocina entre Jack Nicholson y Jessica Lange, una película con dos rombos que mandaban a los menores a la cama, Pablo se ha sacado de la manga postres «verdes» que aluden a esta clasificación y la famosa mesa a base de manzana, lima, limón y pistacho.
Pastilla marrón: «Charlie y la fábrica de chocolate»
Por último, quienes hayan optado por la pastilla marrón se encontrarán con la película «Charlie y la fábrica de chocolate», un sombrero de copa que oculta un postre de chocolate y frutos rojos y una reproducción de la icónica tableta de chocolate con piezas de diferentes rellenos.
«Para nosotros la experiencia es algo más, porque en muchos sitios se come de forma maravillosa pero la gente pide más, vivir ese día que viene a Cabaña Buenavista como algo especial y único. No quiero que piensen que hacemos malabares, la cocina es fundamental, pero creamos experiencias a través de la gastronomía», ha argumentado el chef sobre su propuesta. Según explica Pablo González-Conejero, «La exoperiencia la extiende más allá del pago de la cuenta, despidiendo al cliente en una jaima en la que se le agasaja con la ceremonia del té de los árabes».