La corbata tiene un origen militar, los legionarios romanos usaban un pañuelo al cuello en su indumentaria, quizás para evitar el roce con la coraza. Croatas, franceses e italianos se atribuyen su origen, en todo caso se vino utilizando en la corte francesa desde el siglo XVII. Un pañuelo anudado en forma de lazo distinguió a los románticos y sus vistosas levitas.
La corbata actual es un signo de elegancia que en ocasiones marca nuestro estado de ánimo: corbatas negras para el luto; grises para ceremonia: El Rey Juan Carlos siempre ha lucido elegantes corbatas, con atrevidos dibujos. Felipe VI se decanta por los colores lisos. La corbata es un signo de respeto en los estamentos burocráticos. Un detalle de formalidad en ceremonias de toda índole. El nudo wilson, pitillo o de pajarita; doble o sencillo suelen ser los más utilizados.
El urólogo doctor Puigvert utilizaba el lazo de pajarita, se decía que para evitar que la orinaran sus pacientes. De uso cotidiano desde los años cuarenta. Obligada en el atuendo dominical. Igualmente obligatoria era su uso en los exámenes de Reválida en los años sesenta, así como de Preuniversitario. El rector don Manuel Batlle no permitía la asistencia a sus clases de Derecho Civil, si el alumno no vestía corbata. Los niños usaban corbatas de gomas, una licencia que concedían los pocos años.
La corbata dignifica, nos hace más serios, ya sea con el traje o con la americana. Es un toque de distinción que muestra nuestro estilo de vestir, y en cierta forma, nuestra manera de ser.
Miguel López-Guzmán
Periodista, escritor y pintor
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