Si consultamos a una inteligencia artificial sobre qué es una ‘Ruta de la Tapa‘ esta es su respuesta: «Una ruta de la tapa es un evento gastronómico que consiste en recorrer diferentes bares, restaurantes o tabernas en una zona determinada, donde cada establecimiento ofrece una o varias ‘tapas’ o porciones pequeñas de comida acompañadas por una bebida, a un precio reducido y generalmente establecido de antemano.
La ruta de la tapa es muy popular en España y se ha extendido a otros países como una forma de promocionar la gastronomía local y fomentar el turismo. Suele tener una duración determinada y se realiza en fechas concretas, con un mapa o guía que indica los establecimientos participantes y las tapas que ofrecen.
Es una experiencia muy popular para los amantes de la comida y permite disfrutar de diferentes platos y bebidas en un ambiente informal y relajado. Además, es una oportunidad para conocer la cultura gastronómica de una ciudad o región y descubrir nuevos lugares para comer».
Pues bien… en esta definición encontramos algunos datos importantísimos… «los establecimientos hosteleros ofrecen tapas, acompañadas de una bebida, a un precio reducido«; 1. es una «forma de promocionar la gastronomía local y fomentar el turismo«; 2. «suele tener una duración determinada y se realiza en fechas concretas»; y 3. «con un mapa o guía que indica los establecimientos participantes y las tapas que ofrecen». Pues bien… ni 1, ni 2, ni 3. Si nos ajustamos a estas premisas, La ‘Tercera Ruta de la Tapa del barrio de San Antón», que estos días se ha venido celebrando en Murcia no debemos considerarla como «Ruta de la Tapa» al uso según mi experiencia personal de estos últimos tres días y con ello no pretendo criticar a la organización, que me consta han trabajado mucho para ponerla en marcha en un tiempo récord, pero es que esto, bajo mi punto de vista no la podemos llamar ‘Ruta de la Tapa’ sino una «surrealista gastro experiencia«. Me explico:
Después de muchos años como periodista gastronómico he tenido la suerte de participar, como miembro de jurados, en decenas de Rutas de la Tapa en muchos lugares, organizadas por particulares, empresas o instituciones de todo tipo y cuando conocí el anuncio de la III Edición de la Ruta de la Tapa de San Antón, no dudé en acercarme y disfrutar de ella como un usuario más ya que durante mi vida son muchos los lazos que me unen a este castizo barrio murciano desde mi juventud. Así la inicié el pasado martes día 14 de marzo, día de su puesta en marcha, según anunciaron los organizadores.
Para empezar, solo 4 días de desarrollo de la Ruta de la tapa (del 14 al 18 de marzo) ya me parecían pocos para recorrer 14 establecimientos hosteleros, ya que si querías hacerla completa sería necesario recorrer cuatro bares diarios y cinco el último día, un auténtico reto… Aun así me propuse intentarlo.
Como en la información proporcionada por los patrocinadores no se facilitaba la dirección de los 14 establecimientos hosteleros participantes, me tomé la molestia de buscar cada una de sus ubicaciones y elaboré un recorrido para poder visitar la mayoría de ellos.

El primero al que acudí fue ‘Arte&Co Bar&Parrilla‘, en la calle Pintor Joaquín, 10 donde me sirvieron su ‘Guernica‘, una deliciosa tosta de pan con mantequilla, con ternera, cebolla caramelizada, pimiento a la plancha y sal negra. Hasta ese momento no tenía información precisa sobre el precio de ‘bebida y tapa’, que después supe que debía ser 3 euros. Pues bien, como pagué con tarjeta y no pedí copia del resguardo, no me di cuenta que me cobraron, tres euros por la tapa y… agárrense, 2,50 euros por una copa de cerveza, total 5,50 euros. Ese fue el arranque de mi experiencia gastronómica… una confusión pensé, pero luego pude saber que no fui el único al que aplicaron ese desorbitado precio.

El segundo local en visitar fue la Cantina del Centro de Mayores de San Antón, en la Plaza General del Aire, donde pude degustar un solomillo de cerdo con foie, almendras, orejones flambeados y queso parmesano. La verdad, que muy rico. Aquí fue para mi sorpresa me enteré que el precio de tapa y bebida era de solamente tres euros. Una tapa quizás no muy sofisticada pero de excelente sabor.

Ese primer día, terminé mi recorrido en el familiar Bar Mely, de la calle Huerto Manú, donde disfruté una sencilla pero sabrosa tapa, de las ‘patatas bravas de Mary, con salsa picante casera y alioli‘, una tapa con no demasiada elaboración pero que debo reconocer estaba muy buena y acompañada de una refrescante caña de Estrella de Levante (¿No era Alhambra quien patrocinaba?), 3 euros.

El día siguiente decidí continuar mi recorrido y el primer local que visité fue ‘D’Tomar‘, en la calle Abderramán II, 3, donde sorprendentemente me sirvieron una espectacular tapa, (sin duda la mejor de la ruta en todos los aspectos) con el nombre ‘Deleite‘, con una generosa pata de pulpo, sobre una cama de patatas a lo pobre y huevo de codorniz. Una tapa muy bien elaborada y que sin lugar a dudas desde ese momento era mi favorita para votar y así se lo hice saber a sus creadores quienes me reconocieron, que «sabían que perdían dinero con su creación pero que al menos le serviría para darse a conocer», no es mala estrategia comercial… Aunque eso sí… ¿No habíamos dicho que la cerveza patrocinadora era Alhambra? pues aquí, te la sirven con un quinto de Águila.


Hasta aquí, todo medianamente aceptable así que decidí continuar la ruta en un local de reciente creación en el barrio, el Bengala Food Factory, de la calle Huerto Manú donde la joven pareja que lo regenta me ofreció probar su tapa de la ruta, su ‘Cebra‘, un caballito negro rebozado con masa con tinta de calamar y artísticamente pintado con rayas de alioli; o la posibilidad de probar cualquiera de sus croquetas, también al mismo precio de la ruta de la tapa, tres euros con una caña de Ahambra… Tras el caballito, yo me pedí la de gamba. Muy rica.

La siguiente tapa fue en carismático Mesón de Pepe, en la calle de Las Norias, donde su plato estrella son sus platos y bocadillos de lomo y jamón ibérico y por supuesto, su tapa era, como no podía ser de otra manera, un resumen de sus productos más afamados: una tosta de jamón, con tomate, tocino ibérico, chorizo, queso, orégano y alioli. 3 euros.

Y para finalizar la segunda jornada, ya casi a las cuatro de la tarde, crucé la calle de Las Norias hasta el Bar Orlando’s, aunque todo el mundo, incluso en la lista de la ruta de la tapa, lo llaman El Cubano donde tomé su pechuga de pollo sobre crujiente pan de ajo, tomate seco, confitura de pétalos de violeta y queso viejo. Una tapa humilde, pero sabrosa.

Y por fin, llegó la tercera jornada, en la que esperaba concluir mi ruta por los establecimientos participantes y dejarme sorprender por sus elaboraciones gastronómicas y sí… la verdad es que me sorprendieron.

El jueves comencé mi ruta en La Escondida, de Ronda Norte, 9 donde me sirvieron su tapa, una sencilla tosta de escalivada con sardina ahumada (por cierto no demasiado abundante) y mayonesa de wasabi… Aquí, nueva sorpresa pues el dueño del local decide unilateralmente que su tapa, con un quinto de Heineken ¿?, son 3.50 euros, que pago religiosamente y sin protestar…
Continúo hasta el siguiente establecimiento de mi lista, El Anfis Bar, en la calle Isaac Albéniz, 12. Me acerco a la barra y pregunto si les quedan rutas de la tapa y para mi sorpresa, la empleada me contesta que no les había dado tiempo a prepararla porque «les habían avisado esa misma mañana que comenzaba la ruta» (¿Esa misma mañana, cuando yo ya llevaba dos días recorriéndola ¿?¿?¿?¿). Nueva sorpresa.

Todavía no había terminado de encajar la surrealista respuesta de la camarera del Anfis cuando decido cruzar al jardín de la Pólvora en dirección al Kiosco La Pólvora donde pido su tapa que, para mi nueva sorpresa es una simple marinera, que no digo que no sea una de las tapas estrella de la gastronomía regional murciana, pero que es, por habitual, es lo último que esperas que te ofrezcan en una ruta de la tapa que se precie.

En ese momento reconozco que ya estaba empezando a enfadarme un poco, hasta que mi enfado aumentó al llegar a la terraza del Club Taurino, en el mismo jardín, y recibir la microscópica croqueta de rabo de toro… Sin comentarios, porque las comparaciones son odiosas y el tamaño, en gastronomía, sí que importa y mucho.

En ese punto, ya muy enfadado, decido continuar y llego hasta el nuevo local, ‘de lanzamiento de hachas’ El Hachazo (único en España según se publicitan) de la calle Agustinas, 10, donde me recibe la persiana bajada y, tras consultar su horario en Internet, descubro que abren a partir de las 17 horas.


Continúo hasta el Café de Alba, ya que sus vecinos del Rincón de Momo, también están cerrados a esa hora, las tres y media pasadas de la tarde. En Café de Alba, la amable camarera, tras consultar si todavía estaban disponibles las tapas de la ruta a esa hora me sirve una rica tapa de pan bao con carrillera y una salsa que la hacía muy apetecible, sobre todo cuando a esa hora ya lo que tenía era hambre. Ah… y esta vez, es con un quinto de Mahou.

Allí me entero que la tapa del Rincón de Momo es un «Café con leche condensada y whisky» ¿¿¿??? Así que decido continuar la ruta por la noche y, sobre las nueve, me dirijo al Hachazo, donde me informan que su tapa de la ruta solo la elaborarán el sábado… ¿¿??Esa ya fue la guinda final, la gota que hizo rebosar el vaso y el motivo de que el reportaje que yo pretendía escribir mostrando lo que todo el mundo quería saber, que eran de qué tapas constaba esta tercera edición de la ruta de la tapa de San Antón, se haya convertido en un relato de vicisitudes, tribulaciones y despropósitos recorriendo la ruta y que, en mi caso, poco ha hecho para ampliar mis conocimientos sobre la cultura gastronómica de mi querido barrio murciano de San Antón y me haya dejado mal sabor de boca y pocas ganas de volver a algunos de sus establecimientos.
Espero que esta crítica, sea constructiva, permita corregir errores para próximas convocatorias y deseo, que al menos mañana, último día, en principio de la ruta, ya existan en los establecimientos que sí cuentan con tapa, una urna donde depositar mis votos, porque al menos aspiro a conseguir el premio de mi peso en cerveza, tal como anunciaban en la convocatoria de la ruta. Al otro premio de 100 euros, no podré optar porque al final no he podido completar el segundo ‘rutómetro‘ con diez sellos de diez locales diferentes.
Salud, nos vemos en la cuarta edición de la Ruta de la Tapa de San Antón.
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Hola. Mi marido y yo hemos hecho dos días de ruta de la tapa de San Antón. Es de agradecer estás iniciativas, que creo que ayudan a dar a conocer locales de la zona a personas que no suelen venir por ella. Fuimos al Art&co, al Mesón de Pepe, al Cubano, a la Escondida, a D’tomar y al Bengala. Todos bastante bien y, quitando uno que cobró 0,50 euros más, todos fueron a 3 euros la cerveza y la tapa y estaban bastante bien.
Lo que comenta del Art&co debió ser un error porque tanto nosotros como otros amigos fuimos y lo cobraron a 3 euros…
Muy mal el Anfis, que a pesar de estar en la ruta, no tenía nada.
Hay algunas cosas que mejorar, pero por término medio me gustó. Creo que es una buena idea… Y los cinco días que ha durado se ha notado más vidilla y movimiento en la zona. Gracias a los promotores
Un saludo