El Ingeniero Técnico Agrícola especialista en Horticultura, Jardinería y Paisajismo, Francisco de Lara Tovar, alma mater de la Finca Torrecillas ubicada en el espacio natural protegido Sierra de Carrascoy, en Corvera, Murcia, ha descubierto una olvidada ‘mina de oro líquido’ que se obtiene a partir de 286 olivos bicentenerios de las variedades Cornicabra, Manzanilla y Cuquillo, que desde siempre se han cultivado de manera natural sin aporte de ningún producto químico, en esta finca murciana de Corvera.
Se trata de la edición limitada de Aceite de Oliva Virgen Extra ‘Antonio de Lara’, en honor a su abuelo, de la que solo hay disponibles un millar de litros de la cosecha 2020, de una calidad excepcional, y que están disponibles desde el pasado 1 de diciembre, en venta directa en la Finca, en la web, o a través del WhatsApp: 629 339 356.
Según nos explica Francisco de Lara, «la cosecha de este año, de calidad superior, la hemos querido dedicar a nuestro abuelo, de igual calidad humana que este aceite. Fue un hombre fundamental para que la finca llegara hasta nosotros».
Se trata de un aceite multivarietal pero con gran dominancia de la variedad Cornicabra (90%), resultando un afrutado con aroma de tomate característico del cornicabra de alta calidad. Es un aceite bien equilibrado tanto en nariz como en boca, contundente, con textura y con un leve retrogusto amargo muy al final. La aceituna se ha recolectado gran parte en verde y el resto entrando en envero y han obtenido un rendimiento del 13.24%
Este aceite ha sido elaborado de manera exclusiva en la almazara Pedro Gómez Balsas, de Alhama de Murcia y se ha realizado solo por procedimientos mecánicos a una temperatura controlada a menos de 30ºC.
Se presenta en formato de 750 ml envasado en cristal y también en cántara de 15 litros de acero inoxidable que podremos conservar para toda la vida y nos suministran el aceite en envase pet de 5 litros para llenarla.
«Aunque nuestro olivar está certificado como cultivo ecológico, -explica Francisco de Lara- no hemos querido etiquetarlo como tal por la logística que ello conlleva y así no encarecer más el producto. Nuestra finca es complicada geográficamente y resulta dura la recolección, al estar nuestros 286 olivos distribuidos en 100 hectáreas. En cualquier caso nosotros cultivamos de manera natural y el aceite se ha procesado como ecológico tanto en campo como en almazara especialmente, donde se le ha dado un tratamiento individual y estricto. Los que nos conocéis ya sabéis como trabajamos y que lo que estáis comprando va mucho más allá de un aceite de oliva de alta calidad, es decir, que contribuís a la conservación del medio natural y del patrimonio histórico y cultural, de una comarca tan singular como Corvera la Alta».
En 1923, ya denominaban “viejo” al olivar de la Finca.
Así consta en el informe agronómico de 17 de septiembre de 1923, que encargaron al perito agrícola Salvador Chinesta Lorente, los cinco hijos herederos de D. Antonio Palomo Villar, a su muerte, para que valorara y dividiera la Finca Torrecillas, en cinco lotes de igual valor, para luego sortearlos entre ellos.
Como muestran las bases preliminares del sorteo de la partición: “…la finca Torrecillas se dividirá en cinco partes iguales en venta y renta, …. se sortearán insaculando en un bombillo los nombres de los interesados, y en otro, los números correspondientes a los lotes formados”
Y así se hizo el 7 abril 1924 , el primo Salvador informa a Pepe de lo que aconteció: “Se hicieron cinco papeletas con los nombres de los cinco hermanos, y otras cinco con los números de los cinco lotes en que se ha dividido la finca Torrecillas…”
Descrito en aquella época el olivar como “viejo”, podemos deducir que han hecho falta al menos 200 años para obtener el producto que ahora nos presentan, aunque, según nos explica Francisco de Lara, «me consta que los árboles tienen muchos años más, pero eso es otra historia, que os contaré en otra ocasión».
286 olivos contados y plantados en posición estratégica, al pie de los márgenes, como llaman aquí a los taludes entre las terrazas de cultivo, para aprovechar el máximo el agua de lluvia.
Julio, un antiguo pastor de la finca, ahora con 92 años, recuerda que «las cabras aprovechaban en verano la hora de la siesta, para subirse a las oliveras», y le tocaba a él ir a recogerlas para que no se comieran los olivos.
En esta Finca, sita en el pueblo de Corvera (Murcia), dentro del espacio natural protegido Sierra de Carrascoy, predomina la variedad Cornicabra al 85%, junto con un 10% de la variedad Manzanilla y 5% de Cuquillo. Destacar que entre ellos solamente dos ejemplares de variedad Hojiblanca regalados por unos parientes de Jaén cuando vinieron a pasar el verano de 1896 y referenciados en una carta de agradecimiento que indica en qué bancal exacto están plantados.
La variedad Cornicabra es la que define la personalidad de este aceite y le da el carácter genuino de nuestra tierra. Olivos adaptados a la aridez de nuestro entorno, y caracterizados por ser una variedad muy longeva.
Esta aceituna recibe su nombre por su semejanza a un cuerno, y conforme va madurando, adquiere un color violáceo intenso que sirve como indicador de cuándo se debe realizar la recolección.
Olivos nunca tratados con productos químicos, recolección temprana y con cariño
En la Finca son partidarios de los frutos completamente naturales, aunque ello suponga menos cantidad. Además, cada uno de sus olivos son un ecosistema en sí mismos. Por ejemplo, la temida mosca que pica la aceituna es controlada biológicamente por depredadores silvestres. Sus olivos y resto de cultivos nunca reciben ningún tratamiento químico, ni sanitario ni nutricional.
Los olivos y el resto de la finca están certificados como ecológicos, así que tanto en campo como en almazara, han seguido el procedimiento. Pero han decidido no embotellar el aceite como ecológico por la burocracia que supone y así conseguir un producto de la mayor pureza y calidad posibles y además, de autor.
Su recolección temprana ha hecho que el aceite haya resultado excelente, con aromas a tomate, hojas verdes y almendras. El AOVE cornicabra es uno de los que mayor contenido de polifenoles posee, esto junto a su alto contenido de ácido oleico, vitamina E, y omega 3, hace que sea muy rico en antioxidantes. Destaca su alto contenido de Oleocanthal.
Comenzaron la recolección el 19 de octubre y la concluyeron el día 27 del mismo mes. Han sido 9 días de trabajo seguidos, disfrutando al máximo del trabajo en la tierra y consiguieron 1.700 kilos de fruto.
La recolección ha sido manual, tratando los árboles y la aceituna con mucho cariño, haciendo las cosas bien, sin prisa pero sin pausa.
En campo procuraron hacer lo máximo para que la oliva estuviera en las mejores condiciones: cajones a la sombra norte de los olivos e incluso chimeneas de ventilación para evitar el aumento de temperatura. Lo recolectado, se llevó a Almazara diariamente y a primera hora del día siguiente se ha molturado. «Mucho más trabajo y costes, pero tengo claro que ha merecido la pena, con tal de obtener lo mejor de nuestra aceituna», explica Francisco de Lara.
La almazara seleccionada ha sido Pedro Gómez Balsas, en Alhama de Murcia, por su sabido buen hacer. Ha procesado la aceituna en ecológico, garantizándonos así su calidad y trazabilidad, de la que se ha obtenido un 13.24% de rendimiento.
La partida ha sido la primera que ha molturado la almazara este año y Fausto, su director, ha evaluado el aceite con un 9 sobre 10.
Francisco de Lara, nos relata que, «visto el resultado y la calidad obtenida, después de tanto mimo y trabajo, decidí darle un tratamiento adecuado a nuestro aceite y dedicar esta cosecha 2020 tan especial, a una persona también muy especial: mi abuelo Antonio de Lara.
Mi abuelo, Antonio de Lara Tomás, se hizo cargo de la finca en 1956 hasta sus últimos días en noviembre de 1995. Cuando empezó con la finca, la encontró muy deprimida y venida a menos de la gran Hacienda que había sido.
A mi abuelo le tocó remontarla de un sistema ancestral en decadencia, que ya venía muy tocado de la época de la postguerra. Con mucha inteligencia y buen hacer, pero sin que le temblara la mano, hizo los cambios necesarios y sobre todo implementó una nueva perspectiva productiva, respetando el pasado (como la colección de olivos) pero con la mirada puesta en el futuro. Realizó la gran plantación de almendros de la finca, también algarrobos y huertas. Recuperó el manantial de agua y trajo el agua corriente a la casa principal, también la electrificación de la misma con energías renovables. Pero, sobre todo, procuró mostrarnos la riqueza natural de la finca, tanto en su parte productiva como lúdica. Para mí fue el hombre clave para rescatar la finca de su deriva, ponerla en pie y hacerla llegar hasta nosotros».
Sobre el envasado y la etiqueta
«El tratamiento que le he querido dar este año al envasado y etiquetado del aceite, -explica Francisco de Lara- nunca se había hecho en la finca y he querido que estuviera a la altura de las circunstancias.
He elegido este dibujo que nos hizo el artista y licenciado en Bellas Artes de Corvera, Raúl Estal, adaptando su obra original “el grito “para nosotros.
El dibujo representa el grito desesperado pero agradecido de una niña, al recoger los frutos que le ofrece el olivo, en la época del hambre en la guerra civil española. Por su grito los pájaros salen volando. Quizás la abuela María Luisa es esa niña.
En la finca no queremos olvidar el pasado, para así poder construir un presente y futuro con base sólida».