José Joaquín Guillén Guerrero, tercera generación de una saga hostelera, anuncia que el legado de La Parranda renacerá en el mismo lugar que lo vio nacer y que su padre ahora debe dedicarse a disfrutar de su nieto de dos años, también llamado Pepe Guillén
Tras 50 años de historia, el restaurante de la Plaza de San Juan cierra sus puertas por la jubilación de Pepe Guillén, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de la hostelería murciana

Hay despedidas que no son un final, sino una promesa. Así lo entiende José Joaquín Guillén Guerrero, hijo de Pepe Guillén y Clotilde Guerrero, propietarios del mítico restaurante La Parranda, que cerró sus puertas hace un par de semanas, en julio de 2025, tras casi cincuenta años de historia en la Plaza de San Juan de Murcia. Aunque el cartel de “Cerrado por jubilación” ya cuelga en el local, el adiós no es absoluto. Al menos, no para la familia.

“De alguna u otra manera, volverá La Parranda. De eso me encargo yo”, confiesa emocionado José Joaquín en una conversación con LasGastrocronicas.com. Y es que el restaurante, un espacio de más de 200 metros cuadrados de propiedad familiar, ya tiene “novios” interesados, y “en breve tendremos noticias sobre su futuro próximo”.

El cierre, aclara, no responde a una crisis ni a un fracaso, sino a un acto de amor: “El motivo no es otro que mis padres ganen calidad de vida después de cincuenta años entregados en cuerpo y alma al negocio”. Pepe, ahora jubilado, ha encontrado su mayor alegría en su primer nieto, Pepe Guillén, el hijo de José Joaquín, un niño de dos años que lleva su mismo nombre —inscrito así «como Pepe» en el registro civil— y que es, según palabras del propio abuelo, “el ojito derecho de mi vida”.

Un legado que trasciende el fogón
El adiós de La Parranda ha generado una oleada de cariño en la sociedad murciana. Amigos, clientes, proveedores y compañeros del sector han querido rendir homenaje a Pepe y Cloti, aunque él, fiel a su carácter discreto, ha pedido no celebrar ningún acto formal. “No quiere ningún homenaje”, dice su hijo, “pero está desbordado por las muestras de cariño que recibe”.

Y es que La Parranda fue mucho más que un restaurante. Ha sido y será un símbolo de la cocina tradicional murciana, un lugar donde se servían alcachofas laminadas con jamón ibérico, pulpo al horno, rabo de toro y unos paparajotes que muchos consideran insuperables. Pero sobre todo, fue un espacio de encuentro, de familia, de amistad.
El futuro, en sus manos
José Joaquín, inmerso en otros proyectos como El Disparate en el Mercado de Correos y la pizzería La Tarantella, asegura que “La Parranda volverá”. “De eso me encargo yo”.
Y mientras el nieto Pepe crece, el nombre, el sabor y el espíritu de una familia que marcó la gastronomía murciana, también lo harán.

Un restaurante mítico
Y es que, sin lugar a dudas, Murcia ha perdido una de sus voces gastronómicas más auténticas. El pasado mes de julio de 2025, La Parranda, mítico restaurante ubicado en la Plaza de San Juan, cerró definitivamente sus puertas tras medio siglo de historia, dejando un vacío que muchos consideran irreparable. El motivo: la jubilación de Pepe Guillén Navarro, su alma mater, que a sus 70 años ha decidido retirarse tras una vida dedicada a la cocina tradicional murciana.

El cartel de «Cerrado por jubilación» que ahora cuelga en la fachada del local, en el corazón del casco histórico, no es solo un anuncio: es una despedida discreta pero cargada de emoción, un final de ciclo para una generación de murcianos que encontró en este establecimiento mucho más que un lugar para comer.
El pasado 23 de junio un grupo cercano de amigos le rindió a Pepe un pequeño homenaje, en forma de comida, en su restaurante, con motivo de su cumpleaños y ese fue el punto de inflexión que ha desencadenado la decisión de su cierre.

«La Parranda marcó el camino de la Murcia disfrutona», escribió Yayo Delgado en La Opinión. «Fue el restaurante de la caverna platónica: ese original donde muchos vimos por primera vez el fuego de lo auténtico».

Un legado de sabor y cercanía
Fundado en 1975 como heredero de la Pequeña Taberna, por el suegro de Pepe, Joaquín Guerrero, que falleció hace tres años, La Parranda fue mucho más que un restaurante. Bajo la batuta de Pepe Guillén y su esposa, Clotilde Guerrero Muñoz (Cloti), y con el apoyo de sus hijos María Dolores y José Joaquín, el local se convirtió en un punto de encuentro generacional, un espacio donde se celebraron comidas familiares, cenas de amigos, reuniones de trabajo y hasta encuentros con figuras de la política, el arte, los deportes, los toros y el espectáculo.
Por sus mesas han desfilado decenas de rostros populares, Arturo Pérez-Reverte, Ruiz Mateos, Matias Prats, Alejandro Sanz, Mariano Rajoy, Felipe González, el humorista Arévalo, Chiquito de la Calzada, Resines, Pedro Piqueras o El Cigala que repetía visita todos los años, como lo hacía la familia de actores Larrañaga, que no fallaban ninguna Navidad.
Cuando accedíamos al entorno de la plaza de San Juan, inmediatamente llamaba nuestra atención la fachada de La Parranda, con sus característicos toldos de esparto y su espectacular terraza (con capacidad para 80 comensales), donde nunca faltaba un elegante bodegón decorado con grandes botellas de vino, enormes calabazas y los más tradicionales productos de la huerta murciana como pimientos, o tomates, según temporada. En su interior también nos llamaba la atención la profusa decoración de la barra, donde podíamos tapear cómodamente en sus veladores antes de acceder al lujoso salón principal con capacidad para atender cómodamente a 60 comensales.

Cocina honesta, sin artificios
La carta de La Parranda era un homenaje a la huerta y al mar murciano. Sus platos, elaborados con la mejor materia prima de primera, se convirtieron en clásicos: desde las alcachofas con jamón ibérico o el pulpo al horno, hasta el rabo de toro, el entrecot de ternera gallega con patatas de la casa o la paletilla de cabrito a la murciana.
Su menú diario incluía tres platos, postre y bebida, una propuesta que combinaba calidad y accesibilidad. Y en cuanto a postres, sus paparajotes murcianos eran una delicia que muchos consideraban insuperable.
La bodega, cuidada hasta el último detalle, guardaba decenas de referencias de vinos, con especial atención a las D.O. Jumilla, Bullas y Yecla.

El fin de una era
El cierre de La Parranda no ha pillado por sorpresa, pero sí ha emocionado. «Ha llegado el momento de que mis padres ganen calidad de vida tras su jubilación», explicó José Joaquín Guillén, hijo de Pepe y Cloti, en una entrevista con LasGastrocronicas.com. Aunque no hay relevo generacional, el legado de la familia no desaparece: su hijo, Jose, mantiene una amplia actividad hostelera y, tras regentar durante años La Pequeña Taberna, el restaurante que dio origen a La Parranda, cuenta con tres establecimientos hosteleros en el Mercado de Correos, El Disparate, la carnicería y la pescadería, el catering ‘El Disparate’, además de regentar desde hace tres años la histórica pizzería ‘La Tarantella’, hoy ubicada en El Barrio del Carmen. Por su parte, su hermana María Dolores, que durante muchos años ha ayudado a sus padres en La Parranda, se va a dedicar, a su ‘atelier’ en el mundo de la moda.

Con este adiós, Murcia despide a uno de sus iconos. «Se acaba una forma de estar en el mundo», afirmó Yayo Delgado. «Pepe cierra, y se despide una etapa brillante de la gastronomía murciana».

Según el diccionario, para el resto de España, ‘parranda’ es: «diversión animada, en especial la que consiste en recorrer distintos lugares donde se bebe o se baila» o se refiere a un «grupo de personas que salen de noche tocando o cantando para divertirse». Pero a los murcianos más longevos nos vienen a la mente otras dos acepciones totalmente diferentes: la zarzuela en tres actos con música de Francisco Alonso y libreto de Luis Fernández Ardavín, que se estrenó en 1928 en el Teatro Calderón de Madrid. La pieza más famosa de La Parranda, que transcurre en la rica huerta murciana, es el Canto a Murcia, con la que los murcianos nos sentimos tan identificados que la consideramos nuestro himno regional. Y una segunda acepción, desde hace la friolera de 50 años, es el nombre del emblemático restaurante regentado hasta hoy por José Guillén Navarro y su esposa, Clotilde Guerrero Muñoz, en la murcianísima Plaza de San Juan, donde, durante medio siglo, ha triunfado el amor por los sabores de la más tradicional y auténtica gastronomía regional murciana… ¡Que dure para siempre ‘La Parranda’!

El eco de una generación
LasGastrocronicas.com pidió a amigos y hosteleros su impresión sobre la jubilación de Pepe Guillén. Las palabras de reconocimiento no se han hecho esperar:
- Fran Gonzalez (Jota Ele): «Pepe Guillén es un profesional dedicado a su familia!».
- Fuensanta Navarro (Los Toneles y Por Herencia): «Me da muchísima pena el cierre de La Parranda; su suegro Joaquin Guerrero, fue para nosotros uno más de la familia; trabajaba con nosotros en Los Navarros en sus horas libres de su trabajo en Correos (los antiguos Navarros, mi padre y mi tío en la calle Canovas del Castillo). Éramos familia. Siempre me acordaré de la comunión de Cloti, la mujer de Pepe, en la mismísima plaza de la Iglesia de San Juan, con farolillos y bocadillos liados en servilletas de papel. Toda una FAMILIA con mayúsculas, ligada a la tradición y la murcianía por bandera.
Os deseo lo mejor en vuestro merecido retiro. Un abrazo». - Miguel López (La Pequeña Taberna): «Pepe Guillén, te mereces todo lo bueno».
- Julio Velandrino (Los Ramones): «Las personas pasan por la vida… nacen crecen, se reproducen y crean familias e historias… y La Parranda y Pepe son eso… historia de Murcia que nadie, ni ninguno, podremos borrar. Por mi parte personal desearle toda la felicidad que le permita el, RELOJ».
- Pedro Alberto Cruz (Profesor universitario y ensayista): «La gastronomía de Murcia ha pasado, durante décadas por Pepe Guillén. Alguien irrepetible».
- Juan Antonio Pellicer (chef y profesor de cocina): «Un cocinero de Los Torraos de Ceutí, hace grande la cocina murciana en la capital».
- Tomás Martínez Pagán (ex empresario y articulista gourmet): «Pepe Guillén es un profesional que hace grande la cocina, la amistad y las tradiciones. Grande, grande».
- Jesús Torrano (Candilejas): «Pepe es uno de los grandes de la hostelería murciana, un gran cocinero, una persona que conoce mucho el género y lo trabaja de maravilla. Para mi gusto poco reconocido, pero de los grandes».
- Pepe García (El Torrao): «Gran persona y gran cocinero quizás de los mejores trabajando producto de mercado, el mejor arroz y conejo, estilo meloso y las mejores cocochas con judías me las comí en su Parranda y hay un vídeo en internet en el que se ve cómo limpia las alcachofas, que parece que va a cámara rápida, tenéis que buscarlo. Pepe el Torrao siempre les estará agradecido a esta familia».
- Miguel López-Guzmán (periodista y escritor): «Describiría a Pepe Guillén de la forma más sencilla: Teníamos hambre y nos dio de comer».
- Juan Guillamón (chef de Almo, 1 Estrella Michelin): La Parranda era un lugar donde se ha podido disfrutar de la gastronomía tradicional murciana durante décadas.
- Juan Antonio García Gil (El Churra): «La puerta se cierra pero el sabor permanece gracias por compartir este viaje con nosotros. Ahora te toca disfrutar».
- Sergio Duque (ex hostelero y gerente de Seguridad Escudo): «Si vuelvo a nacer y me dedico a la hostelería rezaría por tener un padre como Pepe».
- María José Martínez (chef de Lienzo, 1 Estrella Michelin): «Supo hacer un estilo de salir a disfrutar de la cocina tradicional murciana».
- Juan Francisco Carmona (Pura Cepa y La Pequeña Taberna): «La gastronomía murciana, jubila a un gran embajador de su tierra».

Con su cierre, no se apagan solo los fogones. Se apaga una forma de entender la hostelería: con amor, cercanía y respeto por lo auténtico. Adiós, La Parranda. Murcia no será la misma sin ti.

Datos destacados:
- Restaurante: La Parranda.
- Ubicación: Plaza de San Juan, Edificio Arco de San Juan, Murcia.
- Fundación: 1975.
- Cierre: Julio de 2025.
- Propietarios: Pepe Guillén, Clotilde Guerrero y familia.
- Especialidades: Cocina tradicional murciana, alcachofas, pulpo al horno, rabo de toro, paparajotes.
- Menú diario: (3 platos, postre y bebida)
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