El escritor y mercero molinense presentó en su ciudad natal un libro híbrido, emotivo y lleno de humor mediterráneo, donde cada relato es un bocado de memoria oral
En una entrevista exclusiva con LasGastrocronicas.com, el escritor molinense desgrana las historias que su madre le contaba para que comiera… y que hoy alimentan su obra más íntima
La Sala La Cárcel, en la planta baja de la Biblioteca Salvador García Aguilar, se convirtió el pasado martes 30 de septiembre en un corro de antaño: bajo la atenta mirada de vecinos, lectores y autoridades, el escritor molinense Paco López Mengual presentó su nuevo libro, “Tres cucharadas de lentejas”, en un acto que fue tanto literario como ritual culinario y homenaje a la tradición oral de su tierra.

LasGastrocronicas.com ha realizado una entrevista exclusiva al autor, sobre su nuevo libro, que publicamos a continuación en este mismo reportaje.
Acompañado por la concejala de Cultura, María Hernández, López Mengual —nacido en Molina de Segura en 1962, mercero de oficio y narrador por vocación— desveló ante un auditorio abarrotado los entresijos de una obra que desafía géneros. “No es una novela, aunque podría serlo; no es un libro de relatos, aunque podría serlo; no es una autobiografía, aunque podría serlo”, explicó el autor, definiéndola como un “artefacto literario” compuesto por una “catarata de historias verdaderas”, muchas de ellas hiladas con el hilo del humor cervantino y berlanguiano. El acto contó con la intervención del también escritor Manuel Moyano.

La presentación estuvo marcada por un gesto simbólico: mientras hablaba, el escritor fue depositando en una olla los ingredientes que su madre usaba para cocinar las lentejas de su infancia —lentejas, chorizo, cebolla… y, sobre todo, historias—. “Era flaco y no comía —recordó—. Mi madre me embelesaba con relatos, y así, revueltas con las palabras, me tragaba las lentejas”. Ese acto doméstico se transformó en metáfora de su escritura: una cocina donde lo cotidiano se sazona con memoria, ironía y verdad.

Con más de una decena de obras publicadas —entre novelas, relatos, libros de viajes, teatro e incluso literatura infantil—, y con traducciones al inglés y al portugués, López Mengual ha consolidado una voz propia dentro de la narrativa murciana. En esta ocasión, sin embargo, se aleja de la ficción pura para adentrarse en la autoficción, recuperando anécdotas familiares, vecinales y personales que reflejan la idiosincrasia del sureste español. “Este libro es un homenaje a la oralidad —dijo—, a esas noches de verano en las que, sentados en la puerta de casa, los mayores contaban historias bajo la luna de Murcia”.

La concejala Hernández destacó la “riqueza cultural que supone tener en Molina a un creador tan prolífico y comprometido con su entorno”, y elogió la capacidad del autor para “hacer de lo sencillo algo universal”. Al finalizar el acto, los asistentes tuvieron la oportunidad de adquirir ejemplares firmados y compartir impresiones con el escritor, en un ambiente cálido y cercano, como el de aquellas sobremesas que inspiraron el libro.

“Tres cucharadas de lentejas” no solo recoge recuerdos: invita al lector a sentarse en ese corro perdido en el tiempo, a escuchar, reír y, sobre todo, a no dejar nunca el plato vacío. Porque, como bien sabe Paco López Mengual, las mejores historias se cuecen a fuego lento… y se comen con cuchara.

Tres cucharadas de lentejas”: Paco López Mengual cocina memorias, humor y verdad en una olla literaria
Entre recetas, secretos familiares y resistencia al ruido del presente, el autor reivindica la oralidad, la lentitud y el sabor murciano como actos de creación y supervivencia
En vísperas de la presentación de su nuevo libro, “Tres cucharadas de lentejas”, el escritor Paco López Mengual concedió una entrevista exclusiva a LasGastrocronicas.com en la que desveló las raíces emocionales, literarias y culinarias de una obra que trasciende géneros. Más que una colección de relatos, el libro es un acto de memoria oral, un homenaje a su madre y una reflexión sobre la identidad murciana, todo envuelto en el humilde vapor de un guiso de legumbres.

La metáfora central del libro nace de la infancia: “Era un niño flaco al que no le gustaban nada las lentejas”, confiesa López Mengual. “Mi madre debía esforzarse para que las comiese, y su sistema era embelesarme contándome historias. Al final, revueltas con las historias, me comía el plato”. Así, las tres cucharadas del título no son solo de legumbres, sino de narraciones, canciones y recuerdos familiares —ingredientes, según él, “muy nutritivos”.
Esta fusión entre cocina y literatura no es casual. Para el autor, ambas comparten una función esencial: nutrir, consolar y unir. “Mi madre, a la olla de las lentejas, además de chorizo y cebolla, le ponía cuentos”, explica con una sonrisa. Y es que, en su visión, la sencillez aparente de un guiso tradicional —como la de sus relatos— esconde una complejidad forjada por años de experiencia. “Llegar a esa sencillez en la literatura y en la cocina lleva detrás muchos años de ensayo y trabajo”, reconoce.
El libro, que se define como autoficción y “artefacto literario”, nació como un experimento: una “catarata de relatos reales” sin nexo aparente, en la línea de autores como Enrique Vila-Matas o Manuel Vilas. “No es una novela, pero podría serlo”, dice. Lo que sí es, sin duda, es un tributo a la oralidad, esa tradición mediterránea de contar historias en corro, bajo la luna, de generación en generación. “Las historias que escuchamos de niños no caen en saco roto —afirma—. En mi caso, a partir de los 40, brotaron en forma de novelas”.

Sin embargo, no todas las historias fueron fáciles de digerir. Una de las más dolorosas fue la de su bisabuelo, que mató a un hombre de un disparo cerca de donde él vive hoy. “Llevo un gen asesino”, confiesa con crudeza, aunque matiza que esa sombra la compensa con “otras cincuenta narraciones llenas de humor”, en la mejor tradición de Cervantes y Berlanga: hablar de lo grave envuelto en risa.
En un mundo dominado por lo efímero, López Mengual reivindica la lentitud como acto de resistencia. “Hay tanto ruido fuera que la lectura puede ser un buen refugio”, dice. “Reivindiquemos la vida tranquila frente al bombardeo continuo de información efímera”. Aun así, admite que siempre hay historias que se dejan fuera: “La autocensura es algo muy humano… pero un exceso puede acabar con la literatura”.
Aunque el libro está profundamente arraigado en Murcia —“es muy murciano”, reconoce—, el autor huye del localismo. “Sigo el consejo de Tolstói: escribe sobre tu aldea y estarás escribiendo el mundo”. Miembro de la Muy Noble y Muy Leal Orden del Meteorito, hermandad literaria regional, López Mengual insiste en que sus relatos aspiran a la universalidad, aunque huelan a huerta y suenen a acento molinense.

Y si este libro fuera un menú, ¿con qué se brindaría? “Embutido casero elaborado en la huerta… y cerveza”, responde sin dudar. “Soy de Molina, y aquí no hay viñas; pero a pocos kilómetros se elabora una de las mejores cervezas del país”. Un brindis humilde, auténtico y lleno de sabor: como sus lentejas, como sus historias, como él.
Con “Tres cucharadas de lentejas”, Paco López Mengual no solo sirve un plato de memoria: invita al lector a sentarse a la mesa, a escuchar, a reír y, sobre todo, a no dejar nunca el plato vacío. Porque, en su cocina literaria, cada cucharada es una historia que alimenta para siempre.
-¿Por qué eligió precisamente las lentejas —un plato humilde, cotidiano— como metáfora y contenedor de tantas historias? ¿Qué simboliza ese guiso en la memoria colectiva de su generación?
-Yo era un niño flaco al que no le gustaban nada las lentejas. Mi madre debía esforzarse para que las comiese y su sistema era embelesarme contándome historias. Al final, revueltas con las historias, me comía el plato de lentejas… Tres cucharadas de lentejas, el título del libro, eran tres cucharadas de historias.
-En el libro mezcla recetas y relatos como si fueran ingredientes de una misma olla. ¿Cree que la cocina y la literatura comparten una misma función: nutrir, consolar, unir?
-Mi madre, a la olla de las lentejas, además de legumbres, chorizo y cebolla, le ponía cuentos, narraciones, canciones, historias familiares… Ingredientes muy nutritivos.

-Usted ha dicho que su madre le contaba historias para que comiera. ¿Hasta qué punto la oralidad —las voces de la infancia— sigue siendo el verdadero hilo conductor de su escritura?
-La oralidad es fundamental en mi ADN literario. Las historias que escuchamos de niños no caen en saco roto, continúan ahí dentro de nosotros durante toda la vida. En mi caso, a partir de los 40, brotaron en forma de novelas.
-El libro se define como “autoficción”, pero también como “un artefacto literario”. ¿Fue consciente desde el principio de que no estaba escribiendo ni una novela ni un libro de memorias, sino algo más libre, más cercano a la tradición de los cuentos de corro?
-Concebí este libro como un experimento literario: una catarata de relatos reales que se suceden uno tras otros sin que se aprecie el nexo de unión. No es una novela, pero podría serlo; entra dentro de ese género literario tan en boga al que llamamos autoficción o literatura referencial y que practican con suma maestría autores de la talla de Vila Matas o Manuel Vilas.
¿Qué historias de las que incluye en Tres cucharadas de lentejas le costó más “digerir” antes de poder contarlas? ¿Y cuál le sabe mejor al recordarla?
-Me costó digerir el contar un secreto familiar: mi bisabuelo mató a un hombre de un disparo, cerca de donde yo vivo. Llevo un gen asesino. Una terrible historia que intento compensar con otras cincuenta narraciones que contienen mucho humor.
-La cocina murciana, como la literatura que usted practica, suele ser sencilla en apariencia pero rica en matices. ¿Ve un paralelismo entre la forma en que se prepara un guiso de toda la vida y la manera en que usted construye sus relatos?
Me parece un buen símil y me lo apropio para comentarlo en las presentaciones. Sin duda, llegar a esa sencillez en la literatura y en la cocina lleva detrás muchos años de ensayo y trabajo.

-En un momento en que lo efímero domina, su libro reivindica la lentitud: la de las lentejas cociendo, la de las historias contadas sin prisa. ¿Es este libro también una resistencia frente al ruido del presente?
-Hay tanto ruido fuera que la lectura puede ser un buen refugio para estar a cubierto. Reivindiquemos la vida tranquila frente al bombardeo continuo de información efímera.
-¿Hay algún ingrediente —literal o simbólico— que deliberadamente no incluyó en la olla? ¿Alguna historia que prefirió dejar fuera por respeto, pudor o porque aún no estaba lista para ser contada?
-Siempre las hay. La autocensura es algo muy humano, aunque muy peligroso, que practican todos los escritores. Un exceso de autocensura o corrección política puede acabar con la literatura.
-Usted pertenece a la “Muy Noble y Muy Leal Orden del Meteorito”, una hermandad literaria murciana. ¿Cree que Tres cucharadas de lentejas es un libro que solo podía haber nacido en Murcia, en ese cruce de huerta, historia y humor ácido que caracteriza a su tierra?
-Es un libro muy murciano; pero siempre intento que, a pesar de estar ambientadas en mi terruño, las historias que cuento no caigan en el localismo, que sean universales. Sigo aquel consejo de Tolstoi: escribe sobre tu aldea y estarás escribiendo el mundo.
-Si este libro fuera un menú, ¿qué plato lo acompañaría? ¿Y qué vino murciano elegiría para brindar por esas historias que, como las lentejas, se cuecen a fuego lento pero alimentan para siempre?
-Embutido casero elaborado en la huerta y acompañado por cerveza. Soy de Molina y, aquí no hay viñas; pero a pocos kilómetros de mi casa, se elabora una de las mejores cervezas del país: me gusta brindar con ella.
Paco López Mengual: la voz literaria que florece entre mercerías y versos
Paco López Mengual, nacido en Molina de Segura (Murcia) el 5 de octubre de 1962, es un escritor cuyo recorrido combina viejas raíces familiares con una activa presencia cultural en su tierra. Licenciado en Magisterio por la Universidad de Murcia, trabajó desde joven en el negocio que fundaron sus padres antes de volcar su creatividad y compromiso social al mundo literario. Aún compaginando la gestión de una mercería, López Mengual ha logrado abrir múltiples vías de expresión: la novela, el relato, la edición, el periodismo cultural y la animación literaria.
Desde sus primeras obras como La memoria del barro (2005), López Mengual ha explorado géneros como la intriga (El mapa de un crimen, 2007/2009) y la memoria histórica (El último barco a América, 2011), hasta adentrarse en figuras clave y ficciones basadas en personajes reales en títulos más recientes como Espinosa Pardo. Historia de un confidente (2022). Su obra despliega un compromiso con la recuperación de lo local, la memoria y la identidad, sin olvidar las formas contemporáneas de expresión.
Más allá de la literatura escrita, el autor ha sido promotor de espacios culturales. Fue cofundador en 2014 de La Fea Burguesía Ediciones y un año después de la editorial Tirano Banderas, ambas iniciativas que han ampliado el panorama literario regional. López Mengual también ejerce como articulista para medios como La Opinión de Murcia, la Cadena SER, y MurciaEconomía; dirige un programa de entrevistas a escritores titulado Lluvia de meteoritos; actúa como guía de recorridos literarios y educativos por Molina de Segura y Murcia, relatando leyendas, historias locales y tradiciones vivas.
Mantenedor de tradiciones también en lo cotidiano, desde su infancia López Mengual cultiva una pasión poco habitual: la cría de gusanos de seda. Cada primavera, invita a niños y niñas a acercarse al arte textual creativo —cuentos, poemas, dibujos— vinculándolo con esta singular afición, un gesto que une arte, naturaleza y memoria.
Paco López Mengual es así un creador polivalente: novelista, editor, articulista, promotor cultural, narrador local. Su biografía articula un puente entre las raíces rurales y la literatura contemporánea, entre comunidad y palabra, ofreciendo una narrativa que reivindica lo propio sin dejar de mirar hacia afuera.





















