Más de treinta años después de su fundación, el Café Bar Orly mantiene intacto el alma de la cocina murciana, con una barra interminable, recetas de siempre y una familia que cuida cada detalle como en casa
En pleno corazón del casco histórico de Murcia, a escasos metros de la Trapería y junto al Real Casino, el Café Bar Orly sigue siendo, más que un bar, un referente cultural y gastronómico de la ciudad. Fundado hace más de tres décadas como sucesor espiritual del mítico Bar La Viña, este local —bautizado en honor al aeropuerto parisino cercano a donde vivía el abuelo del fundador— ha convertido su barra de ocho metros en una pista de aterrizaje constante de sabores auténticos, frescura diaria y hospitalidad a la murciana.
LasGastrocronicas.com realizó una amplia galería fotográfica en su visita a Café Bar Orly:
Recientemente, LasGastrocronicas.com visitó este templo del tapeo, donde la barra se mostraba como un festín visual y sensorial: decenas de elaboraciones caseras se sucedían sin pausa —tortillas de jamón, chanquetes y berenjenas; ensalada de habas; zarangollo humeante; croquetas de boletus, jamón, gamba y sepia; berberechos naturales; calamares en salsa; michirones; hígado encebollado; patatas en ajo cabañil—, todas ellas preparadas con las mismas recetas de siempre, tal como manda la tradición. Mientras el comensal decide, le ofrecen, sin pedirlo, un pequeño obsequio de bienvenida: patatas fritas caseras y panchitos crujientes, un gesto que resume la filosofía del lugar: “Que el cliente se sienta como en su casa”.
Tras la prejubilación de su fundador, Ángel Alegría Botella, la dirección del establecimiento recae desde hace dos años en Roberto Romero Ruiz, quien trabajó codo a codo con Ángel desde la apertura del Orly. Junto a su esposa Fina García Hernández, su hijo Roberto Romero García y el equipo formado por Steven, Daniel, Pablo y Nicol, ha asumido el reto de mantener viva la esencia del bar sin caer en la nostalgia hueca. “No hemos cambiado ni una receta”, asegura Roberto con orgullo, mientras atiende a un grupo de habituales que ya han reservado mesa para una despedida… “de divorcio”, aclara con una sonrisa. “Sí, lo hacemos. Y aunque suene raro, aquí todos son bienvenidos”.
El local, con capacidad para medio centenar de comensales en su comedor interior y una terraza exterior con seis veladores negros, abre sus puertas desde las 06:30 horas y cierra los sábados por la noche y los domingos, respetando un ritmo que sigue el pulso de la ciudad. Su menú del día, a 15 euros, incluye dos platos y postre o café, pero muchos prefieren quedarse en la barra, donde se puede tapear desde 3 euros y beber una caña de Estrella de Levante, o quintos de Estrella Galicia, un vermú o un vino de bodega (Ramón Bilbao, Alcorta o Juan Gil son los más solicitados).
La carta, sin embargo, es un catálogo vivo de la huerta y el mar murcianos: caldero del Mar Menor, arroz a banda, caracoles con conejo, olla gitana, estofado de cordero, solomillo al Pedro Ximénez, lengua en salsa, pisto con bacalao y piñones, albóndigas con almejas y gambas, y, por supuesto, los langostinos del Mar Menor, que casi a diario aterrizan en la cocina. Para los amantes del dulce, los postres caseros —tarta de la abuela, arroz con leche, flan de café, crema catalana o helado de turrón— cierran la experiencia con la misma calidez con la que comenzó.
El menú del día en Orly: un viaje diario por la huerta, el mar y la tradición murciana
En el Café Bar Orly, el menú del día —a solo 15 euros, con dos platos y postre o café— es mucho más que una opción económica: es una celebración cotidiana de la cocina murciana en estado puro. Cada jornada, la carta se renueva con una selección generosa que arranca con entrantes del mar Menor —desde chirretes y quisquillas hasta zamburiñas y fritura fresca— o propuestas de siempre como jamón y queso o patatas asadas con ajo.
Los primeros platos honran la huerta y el fogón casero: michirones, sangre frita, pisto, lengua en salsa, croquetas artesanales o empanadillas recién hechas comparten protagonismo con clásicos como la ensalada murciana o los champiñones al ajillo. Para segundo, el comensal puede elegir entre arroces de encargo (de conejo, marisco o secreto con verdura), guisos de raíz como la olla gitana o las albóndigas en salsa, carnes como el secreto con mostaza o el pollo al chilindrón, e incluso pescado a la plancha.
Y para cerrar, los postres evocan la repostería de toda la vida: flan de café, tarta de la abuela, crema catalana o helado de turrón. En Orly, no hay menú del día: hay menú de la tierra, del mar y del alma murciana.
Más allá de la comida, Orly es un espacio social en constante transformación: por la mañana, repartidores de cupones y limpiabotas evocan tiempos pasados; al mediodía, familias y trabajadores comparten mesa; por la tarde, las partidas de dominó suenan entre cafés y gintonics (a muy bien de precio, por cierto, en los tiempos que corren); y al anochecer, el local se convierte en refugio de conversaciones largas y risas sinceras.
En una época en la que lo efímero domina, el Café Bar Orly resiste con firmeza, demostrando que la verdadera innovación a veces consiste en no cambiar nada. Aquí, cada tapa es un homenaje, cada cliente un invitado de honor y cada día, un nuevo aterrizaje en el aeropuerto más sabroso de Murcia.
Café Bar Orly
- 📍 Dirección: Calle Montijo, 7 – 30001 Murcia
- 📞 Teléfonos: 968 212 865 / 722 364 477
- 💶 Menú del día: 15 € (dos platos + café o postre)
- 💰 Precio medio: 20 € (se puede tapear desde 3 €)
- 🕒 Horario: Lunes a sábado: 06:30 h – 22:00 h. Cerrado sábados por la noche y domingos.
