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GASTROCRONICAS

McDonald’s Holanda retira su spot navideño generado por IA tras una tormenta de críticas sobre autenticidad y «rostros inquietantes»

«La época más terrible del año»: Un anuncio surrealista con árboles explosivos, Papá Noel atascado y familias distorsionadas quiso satirizar el estrés navideño… pero chocó contra la barrera emocional de un público que, en pleno Adviento, exige ternura humana —no algoritmos— en sus historias


 

Lo que comenzó como una apuesta creativa se convirtió en un caso de estudio sobre los límites éticos y emocionales de la inteligencia artificial en la publicidad: McDonald’s Holanda ha retirado oficialmente su campaña navideña «It’s the most terrible time of the year» («Es la época más terrible del año»), tras una ola de rechazo en redes sociales que obligó incluso a la marca a desactivar los comentarios en sus perfiles oficiales.

El spot —una parodia ácida de los clásicos villancicos— mostraba, con estética generada íntegramente por IA, una Navidad caótica: árboles que explotan, regalos mal envueltos volando como proyectiles, Papá Noel atrapado en un atasco, abuelos discutiendo por el pavo… todo ello para transmitir un mensaje subyacente: «Al menos, en McDonald’s te sientes bien».

Pero lejos de provocar risas o complicidad, el anuncio generó desazón, desconexión y una pregunta recurrente entre los espectadores: ¿por qué una multinacional con miles de millones en recursos opta por rostros sin alma, expresiones rígidas y movimientos antinaturales cuando lo que se celebra es, precisamente, la calidez humana?

El problema no es técnico: es emocional

Si bien los errores típicos de la IA estaban presentes —ojos desalineados, manos con seis dedos, proporciones corporales imposibles—, el núcleo de la crítica fue otro. Como ya ocurrió semanas atrás con el controvertido spot navideño de Coca-Cola, el rechazo no respondió a cuestiones de calidad técnica, sino a una ruptura de contrato emocional con el público.

«Las fiestas son un momento de comunidad, de encuentro, de historias reales que se repiten generación tras generación —explicó la semana pasada Neeraj Arora, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison—. La IA, por muy sofisticada que sea, aún no transmite presencia. Y en Navidad, la presencia lo es todo».

En los comentarios —antes de ser eliminados— proliferaron frases como:

«¿Una empresa de 200.000 millones de dólares no puede permitirse contratar a un equipo humano para contar una historia humana?»

«Parece un sueño febril de alguien que odia la Navidad… y también a la gente»

«No necesito que me recuerden lo estresante que es diciembre. Lo que quiero es sentir que aún hay magia».




Entre el esfuerzo y la percepción: el dilema de los creadores

Detrás del anuncio estuvo el estudio californiano The Sweetshop, a través de su división especializada en IA, The Gardening Club, junto con la agencia TBWA\Neboko. Sus directores, Mark Potoka y Matt Starr Spice (conocidos como MAMA), defendieron en un mensaje —posteriormente borrado— que la pieza no fue un “prompt rápido”, sino el resultado de «siete semanas intensas» de trabajo: diez especialistas generando miles de tomas, refinando prompts, corrigiendo errores y montando manualmente cada segundo.

«La IA no hizo esta película. Nosotros sí», afirmaron, insistiendo en que el surrealismo deliberado —ese humor elástico y violento— buscaba reflejar la absurda presión social de las fiestas, no minimizarla.

Pero el público no distinguió intención de impacto. Y en un contexto ya sensibilizado por los precedentes de Coca-Cola (2024 y 2025) y Toys “R” Us (junio 2024, con su primer spot usando Sora de OpenAI), la tolerancia llegó a su límite: según datos de Marketing-Interactive, más del 53 % de los espectadores de campañas con IA reportan una percepción negativa o muy negativa, especialmente cuando se abordan temas emotivos como la familia, la infancia o la tradición.

Una Navidad que exige verdad

El caso McDonald’s Holanda confirma una tendencia emergente: los consumidores están desarrollando una especie de “olfato algorítmico”, capaz de detectar en segundos si una imagen, un gesto o una palabra ha sido filtrada por una máquina. Y cuando el contexto exige corazón —una cena compartida, un abrazo bajo el muérdago, un niño escribiendo la carta a los Reyes—, ese filtro se vuelve intolerable.

Como escribió un usuario en X (antes Twitter):

«Podéis recrear una chimenea perfecta con IA. Pero no podéis recrear el crujido de la leña, ni el olor a canela, ni la mirada de una abuela cuando su nieto pide un juguete roto… porque eso no se genera. Se vive».

McDonald’s Holanda ha retirado el spot. Pero la conversación apenas comienza. Porque detrás de cada imagen sintética hay una decisión: ¿ahorrar tiempo… o invertir en autenticidad? Y en diciembre, más que nunca, la respuesta parece escrita no en código, sino en tinta, en silencio… y en verdad humana.

🔍 ¿Dónde ver el anuncio (archivado)? Algunas copias aún circulan en foros de análisis audiovisual, aunque la marca ya no lo distribuye oficialmente.

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