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GASTROCRONICAS

Adiós a Alberto Sevilla, el pintor que llenó de color las paredes de muchos restaurantes y bares de Murcia

Fallece tras una larga lucha contra el cáncer, dejando un legado pictórico inseparable de su tierra, su luz y su hospitalidad


 

Con profundo dolor, el mundo del arte y la cultura murciana despiden hoy a Alberto Sevilla Martínez, pintor de corazón cálido, profesor vocacional y artista comprometido con su tierra, fallecido esta mañana tras una larga y valiente batalla contra el cáncer.

Su partida deja un vacío imborrable en el panorama creativo regional. Desde Generación Fénix hasta sus colaboraciones en carteles de Fiestas como Moros y Cristianos, el Entierro de la Sardina o la Semana de la Huerta, Alberto supo transmitir su visión única: «expresionismo tranquilo«, como él mismo se definía, donde los colores vibrantes se contienen bajo líneas firmes, reflejo de un equilibrio entre fuerza y ​​serenidad.

Un artista al servicio de la comunidad.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, ejerció como profesor en el Colegio San José de Espinardo desde 1995, pero más allá de las aulas, llevó su arte directamente a la calle. Sus ilustraciones, muchas veces acompañadas de frases esperanzadoras, se convirtieron en un faro emocional durante la pandemia, cuando publicaba cada día una nueva obra en redes sociales, dibujando familias inventadas, escenas cotidianas y momentos de conexión humana para quienes lo seguían desde el confinamiento.

Durante el confinamiento, su mensaje fue claro:

«La mejor manera de agradecer a esos héroes anónimos es pintando. Quiero que mi arte sirva de pequeño estímulo para quienes están haciendo grandes esfuerzos».

Este sentimiento marcó toda su trayectoria. Su obra no solo decoró museos, calles y exposiciones, sino también bares, restaurantes y espacios hosteleros de toda la Región de Murcia, muchos de ellos amigos y colaboradores de siempre. Por eso, desde LasGastrocrónicas.com, publicación que nos consta seguía a diario Alberto, queremos dedicar un brindis al cielo a quien nos ayudó a ver la gastronomía como parte del arte: uno de nuestros referentes en la intersección entre lo culinario y lo creativo.

El color como forma de gratitud.

Pero si algo caracterizó a Alberto Sevilla fue su vinculación profunda con Murcia. En entrevistas recogidas por Generación Fénix, afirmaba:

«Mi arraigo con Murcia va más allá del nacimiento. La luz, la gente y sobre todo el escudo de la ciudad, con esa madre que deja de amamantar a su hijo para darle de comer al forastero, me han marcado profundamente. Esa generosidad, esa hospitalidad… son la base de mi trabajo y de mi persona».

Esa filosofía se plasmaba en sus cuadros, repletos de colores primarios, formas contundentes y personajes entrañables, mezclando influencias del expresionismo alemán con guiños al pop art americano. Su estilo único lograba que cada obra fuera un puñetazo visual cargado de ternura y humanidad.

Una vida entre pincel y lienzo.

Con veintidós exposiciones individuales a sus espaldas, y obras presentes en eventos tan significativos como el Entierro de la Sardina (2015), el Bando de la Huerta (2013), la Semana de la Huerta (2017) o el Monumento al Agricultor en Plaza Díez de Revenga, Alberto Sevilla construyó una carrera inseparable de la identidad local.

Sus carteles eran auténticos himnos visuales a la tradición y al presente de Murcia. Entre ellos destacan también su trabajo para el Festival Internacional de Teatro de Molina, el Festival de Jazz de San Javier, el Certamen de Tunas y múltiples muestras culturales en los que su impronta era inconfundible: color, dinamismo y cercanía.

Su estudio personal, ubicado en Altorreal, era una extensión de su alma. Lleno de cuadros, gouaches y dibujos por doquier, desde los pasillos hasta el baño, desde el salón hasta la cocina. Y aunque el lugar era alquilado, aseguraba haber tenido “mucha suerte”, porque los dueños también eran amantes del arte… y le permitían pagar parte del alquiler ¡con pinturas!



Un maestro en el aula y en la vida

Más allá del lienzo, Alberto fue un maestro apasionado, capaz de conectarse con sus alumnos incluso a distancia. Siempre decía:

«Procuro dar afecto bidimensionalmente. Que mis clases no pierdan ese toque humano, aunque la pantalla lo separe».

Y así fue: docente entregado, compañero querido, amigo fiel, compartió su saber y su entusiasmo con generaciones de futuros artistas. Hasta que en mayo de 2022, tras una visita al Museo Picasso, sintió un malestar que cambiaría su vida. El diagnóstico fue duro, y su cuerpo lo resistió con dignidad y optimismo.

Durante estos años, mantuvo su sonrisa, incluso cuando la enfermedad intentó robarla. Y aunque le fue reconocida la invalidez permanente , nunca dejó de crear. Como decía:

«Aunque ya no sea profesor activo, sigo siendo pintor. Y mientras tenga manos y ojos, seguiré trabajando».

Un ejemplo para todos

Alberto Sevilla no temió los cambios. Supo adaptarse, reinventarse y compartir su proceso con valentía. A través de redes sociales narró su batalla diaria con el cáncer, y su actitud contagiosa inspiró a muchos.

«No quiero quitarle hierro, pero tampoco transmitir derrota. Por falta de empeño en la lucha no va a ser. He perdido batallas, pero ganaré la guerra con el pincel en alto», escribió días antes de una nueva intervención.

Desde sus últimos mensajes, siguió dibujando, pintando y motivando. Para él, el arte era resistencia, era consuelo, era encuentro. Y así será recordado: como un hombre que, incluso en los peores momentos, ofrecía color, paz y alegría.

Su familia, su casa llena de obras y su vínculo con el fútbol y sus hijos, Yago y Dani, fueron su refugio. Él mismo dijo:

«Cuando esto termine, lo primero que haré será abrazar a mi gente. Eso es lo que más echo de menos».

Hoy, su gente lo abraza a él.

Dejó su huella en cada rincón

«Me bullen las cosas en la cabeza. Mis próximas obras van a ser aún más bestias, con más texturas y más colores. Soy un artista en cambio permanente. Mi mirada cambia, y con ella, mi arte», decía hace apenas unos meses.

En los últimos días su pintura también parecía presagiar el fatal desenlace como vemos en estas imágenes:

En la memoria colectiva quedará también su amistad con otros creadores, como su compañero de estudios y hermano artístico, Miguel Fructuoso, y su presencia constante en proyectos solidarios, como el realizado en Javalí Viejo en 2022.

Descansa en paz, maestro

Alberto Sevilla deja un legado que trasciende el lienzo. Su obra, su palabra, su humor, su luz, su lucha y su entrega nos enseñan que el arte no es solo belleza: es también resiliencia, es amor, es memoria.

Desde este medio, unimos nuestro más sentido pésame a su esposa, a sus hijos Yago y Dani, a su hermana Elena, a sus padres, a sus alumnos ya todos los que lo conocieron y lo llevaron en el corazón.

Que tu último viaje esté lleno de colores y sin fronteras.

Que te acogiera el cielo como tú acogiste a tantos con el pincel en la mano y una sonrisa en los labios.

Descansa en paz, maestro. Tu arte sigue viviendo en cada pared que pintaste, en cada alumno que formaste y en cada persona que, gracias a ti, aprendió a ver la vida en tonos de esperanza.

QEPD, Alberto Sevilla.
Tu color, tu paciencia, tu humanidad… nunca dejarán de inspirarnos.

📍 DEP Alberto Sevilla:

  • Nació en Murcia, vivió y amó a su tierra
  • 🎨 Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha
  • 🖼️ Estilo propio: «Expresionismo tranquilo», fusión de colores vibrantes y líneas definidas
  • 📚 Colaborador en Múltiples eventos culturales y festivos de la Región
  • 👨‍🏫 Profesor de secundaria durante casi tres décadas 💔 Falleció tras una dura lucha contra el cáncer, el 13 de junio de 2025



 


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