Murcia despide a un referente de la hostelería con alma de barrio, creador de un lugar que, como dijo Paco Hernández en La Opinión, «crea adicción»
Murcia ha perdido una de sus voces más auténticas del mundo de la hostelería. José Antonio Prior Pérez, quien fuese dueño, durante años, del emblemático Mesón El Prior en Santiago El Mayor, falleció a los 52 años, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de su familia, amigos, empleados y, sobre todo, de los cientos de murcianos que convirtieron su local en un segundo hogar.
Su cuerpo está siendo velado en el Tanatorio Arco Iris (sala 7). Padre de Claudia y Fran, José Prior era mucho más que un hostelero: era un artesano del sabor, un creador de momentos, un hombre que transformó su pasión por la cocina en un legado de sabor, cercanía y autenticidad.

Un hombre de barrio, con sabor de pueblo
Ubicado en la calle Antonio y Manuel Martínez, 35, entre Ronda Sur y Santiago El Mayor, El Prior no era solo un restaurante. Era un bar de barrio todo terreno, como bien lo definió La Opinión de Murcia en un reportaje firmado por Paco Hernández: «un lugar que crea adicción». Allí se desayunaba, se almorzaba, se aperitiveaba, se comía, se merendaba y se cenaba, todo ello con una cocina tradicional que respetaba el producto y lo elevaba con toques de autor.
Desde su apertura el 15 de febrero de 2007, José Prior se rodeó de un equipo fiel —entre ellos su cocinero Paco (Cheffnava), su encargado Sergio Mateo y su camarero Mario Clemente—, pero él siempre fue el alma del lugar. Nada salía de la cocina sin su visto bueno. Cada plato, cada detalle, era revisado con el ojo del maestro.

El rey del pulpo al horno
El producto estrella del local era, sin duda, el pulpo al horno, elaborado con una receta propia que conquistó a generaciones de comensales. Entre 800 y 1.000 kilos al mes pasaron por sus fogones, un récord que convirtió a El Prior en un referente nacional del marisco en Murcia.

Pero su menú era mucho más amplio: desde el arroz a banda, que preparaba los fines de semana, hasta el menú diario de 10 euros —con dos caballitos, ensalada, plato del día, postre, café y bebida—, todo hecho con mimo y con productos frescos. Y todos sus postres, caseros: tarta de la abuela, tocino de cielo, milhoja, profiteroles o pan de café, entre otros.
Su carta de vinos, aunque no extensa, era selecta: riojas, riberas y jumillas para acompañar las mejores comidas.

El inventor de la rosquilla 3D
José Prior no solo destacó por su cocina, sino también por su ingenio. Fue el creador de la «Rosquilla 3D», una innovación gastronómica que revolucionó la forma de comer la marinera. «Junto con un amigo buscábamos poder diferenciarnos de la competencia, y creemos que con esta rosquilla lo estamos consiguiendo», declaró en su día. La rosquilla, con una forma especial que evita que los restos caigan, se convirtió en un fenómeno viral y en un símbolo de su espíritu emprendedor.

Una vida dedicada a la hostelería
Antes de abrir El Prior, José Antonio había pasado por decenas de bares y restaurantes de Murcia: desde El Morata, La Venta de los Covachos o locales de la Plaza de las Flores. Su experiencia era tan amplia como su corazón. Sabía lo que quería: un sitio donde la gente se sintiera bien, donde no hubiera prisas, donde la calidad no tuviera que pagar precio de lujo.

El techo de la barra, decorado con un gigantesco graffiti de un pulpo, era su homenaje al mar, a su producto estrella, y a la tierra que lo vio nacer. Las paredes, llenas de imágenes antiguas de Murcia y recortes de prensa, contaban la historia de un hombre que amaba su ciudad con cada bocado que servía.

Un legado que perdura
José Prior no eligió su apellido por casualidad. En la tradición monástica, un prior es el superior de un convento, el guía espiritual de una comunidad. Y eso es exactamente lo que fue: el prior de su propio convento gastronómico, un lugar donde todos eran bienvenidos, donde la risa era moneda común y donde el pulpo, el vino y el pan eran sagrados.

Murcia despide hoy a un hombre bueno, trabajador, generoso y luchador, «con varios frentes abiertos«, como le comentó hace unos días a un amigo común. A un padre, un amigo, un empresario que apostó por lo local, por lo auténtico, por lo hecho con las manos.
Descansa en paz, José. Tu pulpo al horno, tu rosquilla 3D y tu sonrisa seguirán vivos en el corazón y en el paladar de quienes tuvimos la suerte de sentarnos a tu mesa.


















