Miembros de comunidades neocatecumenales sufrieron síntomas tras una cena con revuelto de setas; la investigación apunta a una partida defectuosa, aunque el hotel mantiene su cocina operativa
La tranquilidad del Hotel Traíña, establecimiento de cuatro estrellas situado a escasos 650 metros de las playas del Mar Menor en Lo Pagán (San Pedro del Pinatar), se vio interrumpida el pasado viernes y sábado tras registrarse un brote de intoxicación alimentaria que afectó a al menos 30 personas, según estimaciones del Ayuntamiento de San Pedro. La consejería de Salud de la Región de Murcia, sin embargo, confirmó oficialmente 20 casos atendidos, todos con síntomas leves —dolores abdominales, diarrea y malestar general— y ningún ingreso hospitalario.
San Pedro del Pinatar vivió una alerta sanitaria el pasado fin de semana
Los afectados, en su mayoría integrantes de comunidades neocatecumenales procedentes de parroquias de Murcia y Pilar de la Horadada (Alicante), se encontraban en el hotel participando en unas jornadas de convivencia cuando, tras la cena del viernes, comenzaron a manifestarse los primeros síntomas. Varios acudieron por sus propios medios al Hospital Universitario Los Arcos y al Servicio de Urgencias de Atención Primaria de San Pedro, mientras que una persona fue asistida por el 061 sin necesidad de traslado.
Según relataron los propios huéspedes, el único alimento consumido por todos los afectados fue un revuelto de setas con espárragos y huevo, lo que sitúa a este plato como principal sospechoso del brote. Técnicos de Seguridad Alimentaria se desplazaron al hotel el sábado para recoger muestras de alimentos y superficies, y aplicar medidas cautelares de higiene en colaboración con la dirección del establecimiento.
Raúl Albaladejo, gerente del Traíña, reconoció que, si bien los resultados de los análisis aún están pendientes, las primeras evidencias apuntan a una partida defectuosa de setas. “Lo hacemos todo al día, compramos semanalmente… nadie podía saber que este lote estaba en mal estado”, explicó, calificando lo sucedido como “un accidente de terribles consecuencias para mí”, por el impacto reputacional. Subrayó que el hotel, de gestión familiar, sigue protocolos rigurosos de control higiénico-sanitario y que, tras retirar los productos implicados, la cocina continúa operativa con normalidad, tras recibir el visto bueno de las autoridades.
El establecimiento emitió un comunicado reafirmando su compromiso con la transparencia y la calidad, y expresando su deseo de “pronta recuperación a las personas afectadas”. No obstante, el incidente revive la preocupación por la seguridad alimentaria en el sector hostelero regional, apenas tres meses después del brote de salmonela en el Hotel Cavanna de agosto, que afectó a casi 200 personas.
Mientras los análisis determinan con certeza el origen del brote, lo ocurrido sirve como recordatorio: en gastronomía, la frescura no es un lujo, sino una obligación. Y cuando falla, hasta el más humilde revuelto puede dejar un sabor amargo de consecuencias.
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