Un ejemplar de 270 kilos, maestría ancestral y un festín culinario se unieron en Fuente Álamo en un evento que celebró el ronqueo del atún como una auténtica obra de arte. La tradición pesquera murciana se fusionó con la alta cocina ante 140 comensales

Ayer, en Fuente Álamo (Murcia), el tiempo se detuvo. La calle Gran Vía Mártires del Castillo de Olite se transformó en un escenario al aire libre, cortado al tráfico para la ocasión, donde el protagonista fue un gigante del mar: un majestuoso atún rojo de 270 kilos. La segunda edición de la cena ronqueo organizada por el Brutal Wine Restaurant, en colaboración con Nicolás y Valero y Atunes Ricardo Fuentes, se convirtió en una celebración épica de la tradición, la maestría y la alta gastronomía murciana.
LasGastrocronicas.com asistió anoche a la cena-ronqueo para realizar esta amplia galería fotográfica:
El evento, que congregó a 140 comensales, fue presentado por el anfitrión, Miguel Vera Alcaraz, gerente del restaurante, y Juan Pablo Nicolás, jefe de ventas de Nicolás y Valero, empresa mayorista que ha extendido su negocio de productos cárnicos a países como el Reino Unido y Países Bajos. Ambos dieron paso a la esperada ceremonia: el ronqueo.

El arte del despiece: un espectáculo ancestral
El ronqueo, el despiece artesanal del atún, es una tradición que se remonta siglos atrás y debe su nombre al inconfundible sonido que emite el cuchillo al deslizarse sobre la espina dorsal del pez. Los maestros roncadores, Juan Pedro y Ñoño, demostraron una precisión milimétrica mientras un experto de la empresa Ricardo Fuentes narraba cada paso, desvelando los secretos de este impresionante animal en una tradición milenaria que, como ocurre con el cerdo ibérico, aprovecha casi todo el animal.

Ricardo Fuentes, líder mundial en la producción de atún rojo y con sede en Cartagena, es una empresa familiar que ha logrado conjugar la tradición artesanal con la innovación tecnológica. Con una producción anual que supera las 18.000 toneladas y exporta el 85% a más de 30 países, su compromiso con la calidad y la sostenibilidad es incuestionable. Como explicó su representante, “nos ocupamos de que nuestro producto, además de una calidad excelente, presente siempre una consistencia homogénea. Así el chef puede centrarse en crear sus propuestas gastronómicas, contando siempre con la mejor materia prima”.

La narración del ronqueo sirvió para que los asistentes descubrieran la inmensa versatilidad del atún rojo. Desde los cortes más nobles, como el lomo y la ventresca, hasta piezas menos conocidas pero igualmente valiosas, como el morrillo, la carrillera o incluso el corazón y el ojo, cada parte del atún ofrece un abanico de posibilidades culinarias. En el catálogo de Fuentes se incluyen todos estos cortes, que inspiran a los chefs más creativos.

Un menú de autor que honra al rey del mar
Tras el espectáculo del despiece, los 140 invitados fueron agasajados con un cóctel de bienvenida que incluyó delicias como el jamón de mar cortado en directo, croquetas de soja con cremoso de espina de atún y una selección de salazones con la exclusiva “Hueva Brutal”.

La cena se celebró en la calle, a las puertas del restaurante, un menú de cinco pases concebido para celebrar la exquisitez del atún, elevó aún más el nivel de la velada. El timbal de ensaladilla japo con mayonesa de wasabi y sangacho de atún escabechado fue un inicio potente y fresco. Le siguió un tataki de lomo con verduritas salteadas y mayonesa de trufa, y un tartar de lomito de cola de atún con puerro en tempura y salsa romesco.
El plato fuerte fue un carpaccio de chuletón de atún rojo, huevo poché, espárragos trigueros y refrito de ajos, una creación que reinterpreta el producto con maestría. La ventresca a la brasa con sus “bravas” fue el colofón perfecto antes de dar paso al postre: una delicada crema de queso con nueces garrapiñadas.

El menú, por 85 euros por persona, incluía pan artesanal y toda la bebida del cóctel de recepción.

El segundo ronqueo de atún en el Brutal Wine Restaurant no fue solo una cena, fue una experiencia que fusionó la tradición ancestral con la vanguardia gastronómica, confirmando que la riqueza del mar y el talento local pueden crear eventos inolvidables. La velada fue un claro homenaje a un producto excepcional y al trabajo de quienes lo llevan desde el mar hasta la mesa con el máximo respeto y dedicación.
Un homenaje al producto
Brutal Wine se ha consolidado como un referente para los wine lovers y los amantes del buen comer. Esta cena no fue solo un evento gastronómico, sino un homenaje a la tradición, al producto de proximidad y al oficio del ronqueador.

Con este ronqueo, Brutal Wine demostró que en Murcia, la cocina no solo se vive: se celebra, se siente y se rinde homenaje con cada corte de cuchillo.
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