Por Pascual Fernández Espín
Después de lo visto el otro día durante el telediario de la mañana, de la tarde, de la noche, y mil programas más, he llegado al convencimiento de que el movimiento de la cobra social ha caído en desuso.
¡Vamos, que ya no se lleva! Ahora baste ponerse un sombrero como el de la señora Melania Knauss, más conocida como Melanie Trump, para hacerle la cobra a su marido sin un mal gesto, sin un mal desaire.
Y encima, aunque sea clónicamente, el presi americano sonríe. Vean el detalle y observen bien la foto de marras: justo en el día grande de la toma de posesión de su marido de la presidencia de EEUU, con pretensiones de agrandar sus ínsulas hasta donde le salga de ahí, ella, posiblemente hasta el moño de que su marido le adorne la frente de calcio, sin necesidad de hacerle la cobra, cuando el protocolo lleva piquito incluido, se pone un sombrero entre cordobés y rejoneador, de ala tal que así, y lo mantiene a la distancia justa para que sus besos de enamoramiento fingido no le estropeen su impoluta careta de maquillaje.
Oño, es que en el beso ni le llega a tocar ni un pelo del bigote. Y la gente aplaudiendo semejante muestra de amor. Y ella tan feliz.
¡Vale, vale! Señora Melania, usted misma, ahora bien, tenga en cuenta que, ya sin ponerle muchas barreras al señor Trump a éste le gusta comer en olla ajena, y si pleitos de ello tiene, pues ya me dirá.
Y encima la revista VOGUE, y otras del papel couché, informando de que el matrimonio ha establecido su nidito de amor en la Casa Blanca, eso sí, en habitaciones separada para que corra el aire, y si el del baile asimétrico se pone cachondo entre arancel y arancel y después quiera gresca, que se compre una muñeca de Berlanga.
Ea! Definitivamente, prefiero el sombrero de la señora Melania a la infame cobra. Sobre todo por la cara que se te queda. Aunque al presidente Trump parece importarle una…
Pues eso.
Pascual Fernández Espín es escritor y tertuliano en radio y televisión
“Y después, ¿Qué?”
La última obra de Pascual Fernández Espín, “Y después, ¿Qué?” todavía tiene el calor de lo novedoso, y es que tan solo hace mes y medio que vio la luz por primera vez, eligiendo para su bautizo el resonante marco de la Feria del Libro de Murcia. Poco después, también en la ciudad del Mediterráneo, en el Museo de la Ciudad de Murcia, nuevamente fue presentada al público con gran éxito; luego, en compromiso consigo mismo, extendería la presentación al lugar que le vio nacer, Bullas, con un nuevo éxito en su haber.
Actualmente, y de cara a la Navidad, ha preferido detener un poco la vorágine que todo lanzamiento de una obra literaria conlleva hasta final de Enero, donde tiene comprometidas otras tantas presentaciones en diverso puntos de España. Y es que este prolifero escritor murciano, con once obras ya publicadas, cuando se le pregunta cómo se las ha arreglado para tener tan amplia bibliografía en su acervo, al que había que añadirle casi un millar de artículo de actualidad e investigación publicados en prensa, contesta sin grandes aspavientos que las historias que utiliza para sus guiones le salen al paso, él solamente se niega a dejarlas marchar.
Lo apunta todo, luego tamiza lo almacenado para finalmente convertir en un artículo o una historia todo aquello que lo rodea. Y en el caso de la obra: “Y después, ¿Qué?” no fue solo una historia la que llegó, dice, fueron varias historias reales de personas que después de serlo todo en la vida pasaron a ser NADA, solo presos o presas de la enfermedad del olvido. Una cruel enfermedad capaz de abandonarte en el campo árido de la desmemoria sin dolor alguno, ya que el Alzheimer, no duele, pero mata.
Esta es la historia de Penélope, una valiente y hermosa mujer de fuerte personalidad que cuando de diagnosticaron el mal que le acosaba, en vez de hundirse en la depresión y el aislamiento social, fue capaz de rebelarse contra la propia enfermedad. Gritar con todas sus energías tratando de rememorar tiempos anteriores, cuando la vida le sonreía y fue tremendamente feliz junto a Mario. Su pareja de viaje por la vida. De esta manera, lo que a primera vista podía sonar a drama, se convierte en una hermosísima historis de amor, de pasión y misterio que hace que la obra narrada se convierta en un misterioso imán capaz de retenerte al lector o lectora entre sus páginas, siendo muy difícil que una vez que se abre la primera pagina poder cerrarla si antes no se llega al final del libro: “Y después, ¿Qué?”