Dos ciudades andaluzas, dos identidades culinarias únicas y una decisión crucial el 17 de octubre: una apuesta por lo autóctono frente a la interculturalidad hispana
El veredicto está a punto de conocerse. Tras el cierre del plazo de candidaturas el pasado 1 de octubre, solo dos ciudades han superado los rigurosos filtros del proceso de selección para convertirse en Capital Española de la Gastronomía 2026: Jerez de la Frontera (Cádiz) y Antequera (Málaga). Ambas han presentado sendos dossiers ante la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET) y Hostelería de España, entidades que otorgan este prestigioso galardón desde 2012.
El jurado —compuesto por representantes de los Ministerios de Turismo y de Agricultura, organizaciones sectoriales como Eurotoques, FITUR, el Círculo de Restaurantes Centenarios, la Academia de la Tapa y el Pincho, y destacados periodistas gastronómicos— analizará minuciosamente las propuestas y anunciará su decisión el viernes 17 de octubre.

Antequera, que ya compitió sin éxito en ediciones anteriores, ha declarado que esta será su última candidatura. “Ser aspirante ya es un honor, pero ser eternamente aspirante no tendría sentido”, afirmó su alcalde, Manuel Jesús Barón. La ciudad ha apostado por una estrategia de raíz local y sin concesiones: su dossier reivindica con orgullo productos y platos exclusivos como la porra antequerana, el mollete, el chivo a la pastoril, los mantecados conventuales y su aceite de oliva de Denominación de Origen.
Su programa para 2026 incluye eventos como la feria “Antequera, Qué Bien me Sabe”, el concurso nacional de porra durante la Real Feria de Agosto, jornadas de cocina saludable, celebraciones en torno a la Semana Santa y citas de alcance nacional como “A Todo Queso” o el festival Sport Gourmet. Todo ello respaldado por un ambicioso plan de promoción turística que vincula su Patrimonio Mundial —los Dólmenes y El Torcal— con su identidad gastronómica. La candidatura cuenta con el apoyo institucional del presidente andaluz Juanma Moreno, el Parlamento de Andalucía, la Diputación de Málaga y el Ayuntamiento de la capital provincial.

Por su parte, Jerez de la Frontera presenta una visión más intercultural y dinámica, en sintonía con su candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031. Su propuesta gira en torno a la diversidad hispana, el vino, el jamón, el atún rojo y una cocina que dialoga con las raíces árabes, judías y gitanas de la ciudad. Recientemente, Jerez ha reforzado su mensaje con la celebración de la Feria Alma Hispana (11-12 de octubre), un evento que reunió en la Alameda Vieja a comunidades hispanohablantes, asociaciones del tercer sector y emprendedores gastronómicos, con el objetivo de “fortalecer los lazos entre culturas a través del sabor”.

Más allá de los fogones, ambas ciudades entienden el título como una palanca de desarrollo económico, turístico y social. Desde su creación, la Capitalidad ha dejado huella con récords Guinness —como la morcilla más larga en Burgos o la mayor tortilla en Vitoria— y ha impulsado destinos que, como Murcia (2020/21) o Sanlúcar (2022), han visto multiplicada su visibilidad nacional e internacional.
Ahora, todo depende del jurado. ¿Prevalecerá la autenticidad a ultranza de Antequera, que juega su última carta con orgullo local? ¿O se impondrá la vocación cosmopolita y festiva de Jerez, que entrelaza gastronomía, cultura y comunidad? La respuesta, que llegará el próximo viernes, no solo definirá un título, sino también el rostro de la gastronomía española en 2026.




















