El reconocido enólogo valenciano celebra en Murcia una nueva edición de su prestigioso curso, fortaleciendo la conexión histórica y gastronómica con la región
LasGastrocronicas.com publica una extensa y ampliada entrevista realizada por el Académico de Gastronomía de la Región de Murcia, Francisco Navarro, publicada el pasado 23 de diciembre por el diario La Opinión de Murcia
El próximo 13 de enero, Joan C. Martín, prestigioso tastavins valenciano y referente en la enología y literatura gastronómica española, inaugurará la 30ª edición del Máster Tastavins en la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Murcia. Este curso, que combina formación técnica, historia y cultura del vino, consolida una trayectoria de décadas de enseñanza liderada por el fundador del Aula Vinícola.
Un legado enológico con raíces en Murcia
Joan C. Martín, autor de una veintena de libros y colaborador en numerosas obras para universidades y museos, lleva décadas vinculado a Murcia. Su relación con la región comenzó en su juventud, cuando fue delegado de una multinacional americana en el territorio. “Murcia me enamoró para siempre. Su gente, su autenticidad y su hospitalidad dejaron una marca imborrable en mi vida”, declara Martín.
Su conexión emocional y profesional con Murcia se refleja en su visión sobre la gastronomía y el vino de la región. Según el enólogo, la riqueza culinaria murciana destaca por su naturalidad, diversidad y tradición, elevando incluso los platos más sencillos a un nivel de excelencia culinaria.
En cuanto a los vinos, Martín considera a Murcia como la cuna de los mejores Monastrell del mundo. Destaca las singularidades de las tres denominaciones de origen murcianas: los tintos finos de Jumilla, la concentración fenólica de los vinos de Yecla y la elegancia de los tintos de Bullas, una región que siempre ha tenido un lugar especial en su corazón.
Murcia: solidaridad y tradición
Martín también ha sido testigo y beneficiario de la solidaridad murciana, especialmente tras episodios como la DANA en Valencia. “Murcia siempre da el do de pecho. Su generosidad histórica, como en la riada de Valencia de 1957, demuestra su carácter solidario y afectuoso”, comenta.
El XXX Máster Tastavins: formación y cultura vinícola
El Máster Tastavins, que comenzará el 13 de enero, ofrece una experiencia educativa única en torno al vino. Con un equipo docente compuesto por expertos murcianos y actividades prácticas en bodegas y viñedos emblemáticos de la región, este curso busca no solo formar a futuros profesionales del sector, sino también posicionar a las bodegas participantes en un mercado competitivo.
Una de las clases más esperadas será la historia del vino, impartida en las Bodegas San Isidro, referente en la DO Jumilla. Además, el programa incluye una perspectiva integral que abarca aspectos técnicos, comerciales y culturales del vino, reforzando la apuesta de Murcia por consolidarse como un epicentro del conocimiento vinícola.
Las inscripciones para esta edición, que contará con descuentos especiales para entidades murcianas, y para lectores de LasGastrocronicas.com, siguen abiertas. Para más información, los interesados pueden visitar la web abstractavinicola.wordpress.com o contactar al 696 351 407.
El curso de Joan C. Martín no solo es un homenaje al vino y a la gastronomía, sino también una celebración del vínculo inquebrantable entre el tastavins valenciano y la tierra murciana que lo acogió.
Entrevista a Joan C. Martín a cargo de Francisco Navarro
«Murcia ha dado de nuevo el do de pecho, esta región siempre se portó muy bien con Valencia, con gran generosidad y hospitalidad»
«En Murcia pasé de los años más felices de mi vida. Estoy enamorado de aquí, muchos alumnos me dicen ‘eres un murciano de la diáspora’»
«Murcia es la mayor región de viñedos de Monastrell del mundo, y sus vinos son diferentes entre sus tres denominaciones de origen: Jumilla, Yecla y Bullas, cada una con su personalidad única»
-¿Quién es Joan C. Martín?
-Soy un veterano escritor de vinos desde 1981, he escrito casi 20 libros y 16 más en colaboración con otros autores prestigiosos para universidades, museos, y editoriales. Soy enólogo, fundador y presidente de Aula Vinícola, escuela decana de la enseñanza privada no reglada de viticultura y cultura enológica.
-¿Cuál es su vinculación con Murcia?
-Viene de lejos, cuando era joven tuve una importante oportunidad laboral. Me nombraron delegado regional para Murcia de una gran multinacional americana. Eran unas condiciones económicas, laborales desconocidas para mí. Vengo de una humilde familia de trabajadores y viticultores de Cheste. Era mucho trabajo y responsabilidad ser delegado para la Región de Murcia pero me permitió comprarme un 127 y alquilar una casa adosada en el entonces nuevo barrio de los rosales en el Palmar, yo seria de los primeros inquilinos. Durante casi 3 años viaje por toda la región, conociendo una Murcia autentica, natural, maravillosa, poblada de gente tan real como buena. Y me enamoré para siempre de Murcia y su pueblo.
-¿Cómo ve la catástrofe de la DANA sobre su tierra y la relación humana con Murcia?
-Murcia ha dado de nuevo el do de pecho, esta región siempre se portó muy bien con Valencia, con gran generosidad y hospitalidad. Hemos recibido ayudas y solidaridad de todas las regiones de España, pero Murcia va a la cabeza; varios parques de bomberos nos han enviado sus dotaciones y medios: Lorca, Águilas, Murcia… Y de personas y entidades donaciones económicas. Murcia gastronómica envía raciones hasta llegar a varios miles, y la industria conservera de Molina se ha volcado con camiones de sus producciones. Es espectacular el callado y continuo esfuerzo de Murcia por ayudar a los dañados y damnificados valencianos.
En realidad es una constante histórica, en Valencia hay un barrio llamado de la Fuensanta, unas casas muy buenas de pocas alturas, de bloques separados con jardines a su alrededor pagadas por la solidaridad de los murcianos en una gran colecta para construir viviendas para los que se quedaron sin nada en la gran riada de 1957 que asoló Valencia capital. El ayuntamiento dono los terrenos pero las casas se construyeron gracias a la gran donación de los murcianos. El barrio se bautizó con toda justicia de la Fuensanta. Cuando se construyó en 1958 era huerta y terreno periurbano, pero ahora es una zona de valor a la vera de la gran Avda. del Cid. Por tanto es digno que agradezcamos el afecto y la ayuda solidaria de Murcia y sus gentes.
-Tendrá muchas anécdotas de aquel tiempo…
-Y tanto viaje por toda la región, pero siempre me quedaba en los mismos sitios. En Cartagena me alojaba en el Cartagonova, uno de los mejores hoteles que he visitado en mi vida, y en su cafetería se comía de lujo, pero también en el Bahía. En Caravaca estuve en las fiestas de mayo y del caballo, me encantaban sus yemas de santa Teresa. En Moratalla y Calasparra, Archena, Cieza que todavía tenía una posada de las de antes donde se comía cocina de cuchara como la de tu madre. En Yecla me quedaba en el Hotel Avenida que creo que todavía existe, y cerca en un pequeño jardín, un bar donde paraba la línea de autobuses la Yeclana. Yo almorzaba allí los lunes por la mañana cuando venia de Valencia, unos bocadillos de longanizas y butifarras que llevaban piñones que jamás olvidaré. Allí a fuerza de ir tanto, los parroquianos acabamos haciendo amistad. Y así conocí uno de los primeros exportadores de vino de España, Ochoa, que enviaba barcos de vino a granel a la Unión Soviética (1976) de la Purísima de Yecla principalmente, pero también de otras zonas. Y cuando regresaba a Valencia los viernes tarde, paraba en la bodega San Isidro, en la antigua instalación (situada en la carretera a la derecha, en el sentido de la marcha, y compraba una garrafa de vino blanco pardillo riquísimo, que a mi padre y a mí nos encantaba y un queso entero envuelto en un papel blanco aceitado que era de lujo. Un día de julio volviendo de Lorca, se me estropeo el coche en un pueblecito de la carretera llamado Curtis, era mediodía y el taller estaba cerrado, como hacía un calor infernal y los coches no tenían aire acondicionado me senté en la acera bajo un árbol y salió de una casa una señora mayor con delantal y todo y me dijo “zagalico qué haces ahí? ¡Señora se estropeo el coche y espero que abra el mecánico! y me dijo “¿Y ni habrás comido?” me miró la cara y ordenó ¡pasa y te daré algo! Me preparó unos huevos con embutido y un poco de migas capaces de curar todos los males. En Murcia pasé de los años más felices de mi vida. Estoy enamorado de aquí, Muchos alumnos me dicen “eres un murciano de la diáspora”,
Cuando regresé a Valencia Raimundo, mi maestro, me regaló una purera y una caja de cerillas grande que aún conservo. Yo creo que me tomó el cariño del maestro al aprendiz con ganas de aprender.
-¿Por qué es tan importante Murcia en su cultura gastronómica como escritor y en la filosofía de su escuela?
-En Murcia tuve la suerte de encontrar a dos maestros, Raimundo del Rincón de Pepe y Mariano de El Churra, en mi casa se comía sencillo pero bueno, mis padres eran grandes cocineros, y en Cheste teníamos huertos que daban ricas frutas; melones, mangranas, peras, prunas y teníamos conejos, pollos, un pavo y dos cerdos. Jamás he probado un jamón como el que criaba mi tía abuela María la catxana. Pero fueron Raimundo y Mariano los que me enseñaron la importancia que tenia la cultura gastronómica en una producción agropecuaria como la de la región de Murcia y la cultura de la cocina del point de cock. Eso se ve en el artículo que publiqué en El País (La cultura del origen en la gastronomía) con el que gané el Premio Nacional de literatura gastronómica Juan Mari Arzak. No es de extrañar que en la fiesta de la entrega del premio en Barcelona estuviese Raimundo.
-¿Con qué frecuencia visita Murcia?
-Cada año, mi Aula Vinícola organiza una edición del master Tastavins pronto se iniciara la XXX promoción, eso significa que cada 15 días estoy aquí dos días. Mariano cuando me ve le dice a su gente “a este sr. cuidármelo bien, que está aquí desde el principio”. (No hace falta su gente es muy buena profesional y humanamente). Hasta me corto el pelo aquí.
-¿Cómo ve la gastronomía murciana?
-Es fantástica, creo que es el lugar junto Málaga, Galicia, Asturias y Cantabria donde mejor se come de España. Es una cocina natural, diversa, basada en la fisiocracia de la agricultura murciana y su cultura del comer y beber de productores y consumidores. En la sencillez de su pensamiento ancestral basado en la estructura familiar, pasa del fogón del hogar al de la hostelería, donde se escenifica y socializa altamente profesional y de forma elegante culinariamente hablando, por sencillo que sea el plato, si se lee “El origen de las maneras de mesa” de Claude Levi-Strauss se comprende bien, la estructura gastronómica de esta bendita región.
-Opina usted muy bien de la gastronomía murciana ¿Y de sus vinos?
-Me gustan muchos, Murcia es la mayor región de viñedos de Monastrell del mundo. Y son diferentes entre sus 3 D.O. La D.O. Jumilla en su término municipal jumillano, se hacen tintos muy finos de una variedad como la Monastrell, con tanta potencia en grado y antocianos, esto es debido a su condición climática y orográfica, así los mejores rosados de sangrado (el Alceño rosado de las añadas 22 y 23 me vuelve loco) y los tintos de San Isidro y Juan Gil ni que decir tiene. Yecla hace los vinos más puros en concentración fenolica de guarda, y Bullas, la montaña mágica, el Olimpo de esta vinífera como le bautice en mi libro “Pasión por el vino secretos de los grandes vinos del mundo” hace los tintos más finos y de larga vida de todos, una gran calidad.
Hay que tener en cuenta el poder de territorio que tiene esta región. Sus sierras, son un condicionante de calidad de las uvas murcianas. Bullas especialmente, -no es de extrañar que tenga uno de los mejores museos del vino de España- que ya admiraba en mi época que viví allí, Para mi Bullas y su comarca fue un ensueño conquisto mi corazón y mi mente, siempre en Valencia pensaba mucho en Bullas, sus valles, sus sierras, su llanos con las alquerías y casas de campo, una parte de mi quedo aquí para siempre. Los murcianos deben saber el poder de sus sierras; la del Segura, Bullas y de Espuña, generan un factor mítico (imagínense cuando las visitaba en 1977), antropológico de sus gentes y las tierras ellos vinculadas, un factor de calidad en la viticultura murciana.
Una entrevista de Francisco Navarro Académico de Gastronomía de la Región de Murcia
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