Por María José Cavadas
Fue en el trayecto de Valladolid a Albacete cuando Juan Ramón Garijo decidió dar un volantazo a su vida. Cuatro horas por carretera dándole vueltas a la cabeza. Cómo plantarse en casa y anunciar que lo dejaba todo: trabajo, un sueldo fijo, proyectos, compañeros. Porque había descubierto su auténtica pasión.
El queso ocupaba su cabeza y su corazón, por encima incluso de los coches. ”Yo era un forofo de los coches, me hice ingeniero industrial por eso. ”Llevaba diez años en una empresa donde se sentía reconocido, bien pagado, con un montón de amigos”. No me importaba madrugar”, que es lo máximo que se puede decir para explicar el amor al trabajo. Pero el recuerdo hasta entonces medio dormido de los pastores en la aldea de Santa Marta, donde vivían sus abuelos, encendió la chispa. “El queso me gustó siempre”. Y se puso en marcha. Viajó, investigó hasta que de su cabeza y de sus manos salió “El sueño del Quesero”, la primera tienda especializada de Albacete hace una década.
Ahora Juan Ramón ha sido investido miembro de la Guilde Internacional des Fromages, una prestigiosa Cofradía presidida por Roland Barthélemy, gran maestro quesero reconocido mundialmente.
Guardianes del Saber Hacer
Aquel muchacho que se extasiaba con las ovejas, que estudió una ingeniería y que pegó un giro de 180 grados en un viaje hacía Albacete, ahora atravesaba un lujoso salón decorado con lámparas de araña y tapices de Picasso a los sones del himno nacional de Francia. Porque Juan Ramón, iba a ser nombrado, en presencia de la embajadora gala en Madrid Kareen Rispal, caballero andante de la cultura del queso, en una ceremonia auspiciada por mantequerías Arias. Se iba a convertir en “guardián del Saber hacer”, con el compromiso de contribuir al engrandecimiento y aproximación entre los pueblos, en palabras de Rispal.
En una ceremonia medieval, en homenaje a San Uguzón, pastor que vivió en el año 600 y que da nombre a la Cofradía que arropa a la Guilde , desfilaron para ser investidos hombres y mujeres que han hecho del queso su pasión. Como Aitor Vega, propietario de “250 gramos de queso”, Ana Belén González, consultora gastronómica Guillermina Sánchez, quien se autodenomina Sumiller del queso, Alain Cuesta, responsable de charcutería de la cadena Más y Más, Juan Méndez, Toni Gerez, Salvador Valero y Francoise Chartier, canadiense, investigador de aromas y autor del bestseller “Papilas y Moléculas”, un estudioso entregado por completo a descubrir aromas para crear armonías.
Mientras que los nuevos cofrades desfilaban por los salones de la embajada, ese suelo francés en pleno corazón de Madrid, eran conscientes de la responsabilidad que asumían. Contribuir a expandir un mito. “Todo queso tiene su historia y es nuestro deber contarla”, asegura Ana Belén González.
La conversión de Juan Ramón tiene réplicas en algunos de los nuevos cofrades. Aitor Vega, por ejemplo, asegura que en 2000 tuvo que enfrentarse a la decisión de su vida. “O seguía el negocio de mi padre o dejaba que desapareciera el esfuerzo de 40 años”. Su alma de informático le llevó a crear una página on line que “representase al cien por cien mi punto de vista de los quesos”. Pero ese mismo arrebato se escucha en los nuevos cofrades.
Qué tiene el queso tan inspirador, tan seductor, tan capaz de cambiar el rumbo de una vida?. Roland Barthélemy , chairman de la International Cheese Guild, lo encuentra en el origen de la vida. La leche que nos ha alimentado, nos ha hecho crecer. Gracias a ella somos lo que somos.
En esa mañana otoñal madrileña un puñado de locos del queso han entrado en la prestigiosa cofradía que venera a un pastor, nacido hace quince siglos y que, seguro por casualidad, descubrió las cualidades de la caseificación térmica.
María José Cavadas es periodista
Doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
Formadora en Habilidades de Comunicación y Liderazgo.
Miembro de la Federación de Asociaciones de Periodistas de Turismo (Fijet)
