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GASTROCRONICAS

La sombra vuelve a Airemar: nuevo ataque violento al histórico restaurante murciano

La hija del propietario frustra el robo de la máquina de tabaco y escapa entre piedras, una azada y coches en persecución —el local sufre su tercer asalto en 16 años


 

En la madrugada del domingo al lunes, el restaurante Airemar —ubicado en la pedanía murciana de Baños y Mendigo— fue escenario de un nuevo y violento intento de robo, apenas días después de celebrar su 17º aniversario. El suceso, que ha conmocionado a la comunidad local, tuvo como protagonista a Loli Antolinos, hija del propietario Juan Antolinos y trabajadora del establecimiento, quien logró impedir que los asaltantes se llevaran la máquina expendedora de tabaco… pero a costa de una huida desesperada bajo una lluvia de proyectiles.

Loli Antolinos.

Violencia en plena madrugada en el restaurante Airemar

Según relató Loli a LasGastrocrónicas.com, alrededor de las 00:30 horas, tras cerrar el local, notó algo inusual: dos vehículos estacionados en los aparcamientos cercanos que no estaban allí al terminar su turno. Intrigada, decidió dar una vuelta en su coche para comprobar qué ocurría. Al aproximarse, descubrió con estupefacción que entre ocho y diez personas encapuchadas habían destrozado un cristal lateral del edificio y estaban extrayendo la máquina de tabaco por la abertura.

Al percatarse de su presencia, los presuntos delincuentes reaccionaron con agresividad. Algunos corrieron hacia su vehículo, mientras otros arrancaron sus coches para interceptarla. Loli aceleró en una maniobra brusca, derrapando por el camino de servicio adyacente al restaurante.



Durante la huida, uno de los vehículos la embistió en el lateral, y un individuo lanzó una piedra de gran tamaño que impactó contra el parabrisas delantero, resquebrajándolo. Pero el episodio no terminó ahí: otro de los asaltantes, a pie, la persiguió y arrojó una azada que se clavó en la ventanilla trasera de su coche.

Con el corazón acelerado y aún en estado de shock, Loli logró contactar con el 112 desde un lugar seguro. “No podía ni marcar bien el número del susto”, confesó. La Policía Local y la Guardia Civil llegaron minutos después. Según las autoridades, los vehículos involucrados eran un Seat Córdoba gris —del que Loli alcanzó a anotar la matrícula— y un Seat León recientemente robado en Roldán.

Afortunadamente, los ladrones no consiguieron su objetivo: la máquina de tabaco, aunque sacada del local, fue recuperada y reintroducida con gran esfuerzo por el personal del restaurante. “Por suerte, no se llevaron nada”, señaló Loli, visiblemente afectada. Al día siguiente, el impacto emocional la dejó mareada y alterada, síntomas que aún persistían al momento de dar su testimonio.

Un historial de violencia que se repite

Este no es el primer ataque sufrido por Airemar. En abril de 2009, el establecimiento fue asaltado por cinco individuos armados con escopeta, hachas y azadas, que agredieron a clientes y empleados, destrozaron tragaperras, robaron una colección de navajas y golpearon al propietario en la cara con una caja metálica. Entonces, los asaltantes también huyeron en coche tras asaltar la gasolinera contigua.

Restaurante y gasolinera de Airemar.

Loli lamentó que, pese a haber reforzado la seguridad con cristales blindados en reiteradas ocasiones, los delincuentes siguen logrando acceder al local con facilidad. “La Policía nos dijo que ya tienen fichados a estos sujetos”, comentó, mientras las cámaras de seguridad del restaurante son analizadas minuciosamente para identificar a los responsables.

El ataque llega en un momento especialmente simbólico: hace apenas dos semanas, Airemar celebraba con orgullo sus 17 años de trayectoria, agradeciendo a clientes, empleados y proveedores por su apoyo constante. Ahora, esa celebración se ve ensombrecida por un acto de violencia que recuerda lo vulnerable que sigue siendo el tejido comercial rural frente a la delincuencia organizada.

Mientras tanto, la investigación continúa, y la comunidad espera que este nuevo episodio no quede impune. Porque, más allá de un restaurante, Airemar representa décadas de esfuerzo, sabor y arraigo en el corazón de Murcia.








 


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