El legado de una pizzería histórica de Murcia se reinventa de la mano de una nueva generación. Entre árboles, espejos y el aroma a auténtica pasta fresca, La Tarantella Tavernetta Italiana recupera su esencia con una carta exquisita y una decoración que te transporta a la mismísima Toscana
Hay historias gastronómicas que, como los buenos vinos, mejoran con el tiempo y se enriquecen con cada nueva etapa. La de La Tarantella es una de ellas. Tras décadas siendo un referente en la Plaza de San Juan, el icónico restaurante murciano se reinventó en 2022 para abrir sus puertas en el Barrio del Carmen, de la mano de Elena Seva y su socio, José Joaquín Guillén. No es un simple traslado, es un renacimiento.
En italiano, «tarantella» es una palabra con raíces profundas y ritmos contagiosos. Originalmente, se refiere a un baile folclórico rápido y alegre, originario del sur de Italia, especialmente de la región de Nápoles y Apulia. Su nombre proviene de la ciudad de Taranto, y según la leyenda, el baile era una cura contra la mordedura de la araña lobo (tarántula), un ritual terapéutico que exigía danzar hasta la extenuación. Con el tiempo, la tarantella trascendió su origen mítico para convertirse en un símbolo de vitalidad, pasión y celebración.
Este espíritu festivo y enérgico es el que mejor define al restaurante La Tarantella Tavernetta Italiana de Murcia. Fundado en 1989 y renacido en 2022 en el Barrio del Carmen, el local no solo lleva el nombre de este baile, sino que encarna su esencia: alegría, tradición y un profundo amor por la vida. Así como la tarantella es un homenaje a la cultura popular italiana, el restaurante es un homenaje a la cocina italiana auténtica, donde cada plato, cada detalle de la decoración y cada gesto del servicio baila al ritmo de la hospitalidad y el sabor. Es más que un lugar para comer; es un espacio donde la comida se convierte en celebración, y donde el espíritu de Italia se vive con todo su fuego.
LasGastrocronicas.com realizó esta amplia galería fotográfica el día que pudimos disfrutar de la mejor gastronomía de La Tarantella:
En un rincón del Barrio del Carmen, donde la luz de Murcia se cuela entre las hojas de los árboles que se muestran dentro del local, La Tarantella Tavernetta Italiana respira una atmósfera única: la de un hogar, el de una familia que ha hecho del detalle su religión. Fundada en 1989 por Alfredo Seva Ramos en la mítica Plaza de San Juan, esta pizzería ha resurgido como un fénix en su nueva ubicación, en la calle Madre Elisea Oliver Molina, 1, junto a la calle Rosal, 4, tras cerrar su anterior etapa en 2018.
Fue entonces cuando todo parecía acabarse. «Ya no teníamos idea de seguir con el negocio», confiesa Elena Seva Arenilla, hija de Alfredo y alma del proyecto. Pero José Joaquín Guillén Guerrero, hijo del mítico Pepe Guillén y Clotilde Guerrero de La Parranda, vio un futuro allí donde otros veían un final. Convenció a Elena para reabrir, esta vez en un barrio con menos competencia de cocina italiana. Y en 2022, nació esta nueva Tavernetta, un concepto más íntimo, más auténtico, más familiar.
Desde el primer paso dentro del local, se percibe un ambiente familiar y acogedor. Elena Seva, con una pasión contagiosa por los detalles, ha plasmado su visión en cada rincón. Lejos de la frialdad de los locales modernos, La Tarantella es un festín para los sentidos antes incluso de que la comida llegue a la mesa. Espejos antiguos, flores preservadas, sombreros, una auténtica báscula Mobba vintage, y lámparas de cuerda y mimbre que proyectan una luz cálida y elegante. La presencia de árboles en el interior, un toque de frescura que se funde con las vistas a las zonas verdes de la calle, crea una atmósfera de ensueño.
La decoración cuenta una historia, y la más grande de todas es la de Murcia, representada en una fotografía acristalada del Puente Viejo con un antiguo tranvía y la iglesia del Carmen al fondo, un homenaje a la historia de la ciudad que preside con orgullo el salón.
Las mesas, cubiertas con vajilla de mosaicos romanos, se distribuyen entre sillas de mimbre, madera y azul cobalto. Las paredes de cristal dan a las zonas verdes de la calle, y la iluminación, con lámparas de cuerdas y mimbres, crea una luz cálida, acogedora. Todo, hasta el más mínimo detalle, parece pensado para hacerte sentir en casa… o en un rincón de la Toscana.
Una carta que emociona y evoca recuerdos
El alma de un restaurante, sin embargo, está en su cocina. Aunque en su etapa anterior en San Juan eran un ristorante con una carta más extensa, ahora son una Tavernetta Italiana que se ha concentrado en lo que mejor saben hacer: pastas, pizzas y ensaladas. Y lo hacen con una maestría que se nota en cada bocado. Como nos explica Elena, “los detalles son los que marcan la diferencia. Lo que me gusta a mí es lo que quiero para la gente”. Esta filosofía se refleja en la materia prima, cuidadosamente seleccionada, y en los platos que preparan.
Nuestra visita a La Tarantella fue un viaje de sabores, empezando por unas almejas a la marinera que evocan el mar Mediterráneo, tiernas y con el punto justo de vino y ajo, seguidas de unos delicados saquitos de mortadela con burrata y pesto de pistacho, una combinación tan sorprendente como deliciosa, una explosión de cremosidad y sabor. El pan de ajo casero, acompañado de rúcula, parmesano y jamón ibérico, es un ejemplo perfecto de cómo un entrante sencillo puede ser una obra de arte, un aperitivo que ya es un clásico.
Pero las verdaderas estrellas de la carta son las pastas, especialmente las rellenas. El Ravioli al foie, un plato que ya era un éxito en su antigua ubicación, sigue siendo una joya de la corona, demostrando que algunos clásicos son atemporales. El Tagliatelle Tarantella, un plato con el nombre de la casa, nos cautivó con su sabor. Y para el broche final, un tiramisú casero que es el epítome de la perfección, cremoso y con el equilibrio justo de café y cacao.
Para aquellos que deseen ir más allá, la carta ofrece otras tentaciones como el Dolce Vitta con setas y trufa, o los Fagorini de pera con queso de cabra y miel, platos que destacan por su originalidad.
Destacan otras joyas como el Dolce Vitta con setas y trufa al vino de Oporto, los Fagotini de pera con queso de cabra, piñones y miel y no podemos dejar de mencionar entre sus postres los canollis sicilianos, la pannacotta y la tarta de queso con crema de pistacho y una torrija con helado de turrón y dulce de leche que desafía las estaciones y que nos invitan a pecar.
Un rincón de Italia en Murcia
Más allá de la comida, La Tarantella es también un homenaje a la cultura italiana. En sus paneras, se ofrecen las finas y crujientes láminas de Pergameni pan italiano, un manjar por sí solo. Junto a ellas, el pan de cristal, crujiente por fuera y esponjoso por dentro, y una selección de productos italianos de primera, como pastas Rummo, De Cecco o Divella, que también se venden en la pequeña tienda del local.
La carta de vinos es un recorrido por Italia, con opciones como el Lambrusco Dell’Emilia o el Moscato D’asti Bricco Quaglia, además de la popular cerveza Moretti.
Con una capacidad para unos 70 comensales, este restaurante es el lugar ideal para cualquier ocasión. El precio medio, de 25-30 euros por persona, es más que justo para la calidad de la experiencia. A Elena la acompañan sus hijos, Nicholas, James y Alexander, quienes tienen en su ADN una conexión con la música y con la historia: su abuela paterna era vecina y amiga de nada menos que Paul McCartney en Liverpool.
Elena y su socio han logrado, como ella misma dice, «rescatar el espíritu de La Tarantella original» y dotar a su nuevo local de un alma propia. En una ciudad en la que la oferta de cocina italiana es cada vez mayor, La Tarantella Tavernetta Italiana se distingue por su autenticidad, su impecable atención al detalle y una cocina que, al igual que su historia, te conquista y te hace sentir como en casa.
El viaje gastronómico de La Tarantella por los sabores de Italia
La Tarantella Tavernetta Italiana se ha consolidado como un auténtico faro de la cocina italiana, ofreciendo una carta que es mucho más que una simple lista de platos: es un recorrido por la riqueza culinaria de un país. Su propuesta, detallada y minuciosa, desvela el compromiso con la tradición y la calidad de los productos, pilares sobre los que se sustenta la filosofía del restaurante.
La experiencia en La Tarantella comienza con sus entrantes, una cuidada selección que despierta el apetito con creaciones como los Saquitos de Mortadela rellenos de burrata y pesto, una combinación tan elegante como sabrosa. Los clásicos conviven en armonía con toques originales: desde la calidez del Provolone plancha hasta el atrevido Camembert frito con mermelada de arándanos, cada plato es una invitación a explorar. La Berenjena Parmesana, las gambas al ajillo o una tabla mixta de embutidos y quesos (para dos personas) son opciones que apelan al gusto más tradicional.
Las ensaladas, lejos de ser un simple acompañamiento, adquieren un protagonismo propio. La Caprese es un canto a la sencillez y la frescura, mientras que la Tarantella, con su combinación de ingredientes como la piña y el palmito, ofrece un toque exótico y refrescante. La Chef, con queso de cabra, aguacate y una vinagreta de mostaza y miel, se presenta como una opción sofisticada y equilibrada.
Sin embargo, donde La Tarantella brilla con luz propia es en sus pastas y pastas rellenas. La carta es un despliegue de opciones que van desde clásicos ineludibles como la Lasagna de carne y los Canelones de ricota y espinacas, hasta creaciones audaces. Los Spaghetti carbonara clásica, preparados con guanciale y pecorino, honran la receta original, mientras que otras como los Spaghetti al tartufo o los Linguine al Salmón demuestran la versatilidad de la cocina. Mención especial merecen las pastas rellenas: el Ravioli al foie, el Gran Tortellone de boletus o los Fagotini de Pera con queso de cabra y miel, son el resultado de un trabajo artesanal que distingue al restaurante. El Dolce Vita, con setas, trufa y vino de Oporto, es un plato que por sí solo merece la visita.
Las pizzas, elaboradas con ingredientes de alta calidad, son el plato fuerte de la casa. Con una impresionante variedad de 20 opciones, cada una ofrece una experiencia única. Desde la clásica Margherita hasta la atrevida Mortachona, con mortadela, burrata y pesto de pistacho, o la Tartufona, con setas y salsa tartufata, hay una pizza para cada paladar. Los amantes de los sabores fuertes pueden optar por la Diávola, mientras que los más arriesgados se inclinarán por la Tirolesa, que combina queso roquefort con pera y mermelada de arándanos.
La carta, en constante búsqueda de la excelencia, refleja una propuesta gastronómica que honra las raíces de Italia, pero no teme innovar. La Tarantella, con sus platos de pasta, sus pizzas y su atención a cada detalle, es un destino culinario imprescindible para aquellos que buscan un sabor auténtico y una experiencia memorable en Murcia.
La cocina, corazón del local
«Nuestro fuerte son las pizzas, pastas y ensaladas», explica Elena. Y no exagera. La carta, más selecta que en el antiguo local (donde eran ristorante), se centra en lo que los hace únicos: sus pastas rellenas. «Es lo que nos ha diferenciado de la competencia», asegura.
«Los detalles son los que marcan la diferencia», repite Elena. «Lo que me gusta a mí es lo que quiero para la gente».
Con La Tarantella, Elena y José Joaquín no solo han rescatado un nombre. Han rescatado un espíritu: el de una cocina honesta, familiar y llena de alma. Y en este nuevo capítulo, la historia sigue escribiéndose, bocado a bocado.
Datos destacados:
- Restaurante: La Tarantella Tavernetta Italiana
- Dirección: C/ Madre Elisea Oliver Molina, 1, Murcia
- Teléfono: 868 04 67 98
- Horario: 13:00 – 15:45 h / 20:00 – 23:00 h (cierra domingos noche y lunes)
- Precio medio: 25-30 €
- Capacidad: 70 comensales
- Propietarios: Elena Seva Arenilla y José Joaquín Guillén Guerrero
#LaTarantella #TavernettaItaliana #ElenaSeva #JoseJoaquinGuillen #CocinaItalianaEnMurcia #LasGastrocrónicas #BarrioDelCarmen #PastaRellena #MurciaEnElPlato
