Cerca de 170 personas —entre jugadores, autoridades huertanas y vecinos— se dieron cita en la Federación de Peñas Huertanas para una jornada de hermandad marcada por el arroz a la leña, la jota, el sorteo de productos típicos y la entrega de trofeos que coronó a Plaza 3 Transportes Pina como campeón y a Mariano Pina como jugador del año

El pasado sábado, 6 de diciembre, Día de la Constitución Española, las instalaciones de la Federación de Peñas Huertanas de Murcia, en la avenida Primero de Mayo, se convirtieron en el epicentro de una celebración que trascendió lo deportivo para abrazar la identidad, la camaradería y la tradición: la Jornada de Hermandad de la Federación Murciana de Bolos Huertanos, un encuentro anual que reunió a cerca de 170 personas en una jornada cargada de sabor, emoción y simbolismo cultural.
Fotogalería de la jornada realizada por LasGastrocronicas.com:
Desde las ocho de la mañana, el ambiente ya era festivo: los asistentes disfrutaron de un almuerzo huertano con morcillas, carne a la brasa y aperitivos típicos, mientras se ultimaban los preparativos para la comida principal —dispuesta en tres largas mesas bajo un dosel al aire libre—.
El menú, elaborado con esmero y generosidad, incluyó ensaladas frescas, habas con jamón, bonito en aceite, langostinos, embutidos artesanos y frutos secos, culminando con un arroz a la leña, cocinado en grandes paelleras y enriquecido con carne de conejo, magra de cerdo, alcachofas y verduras de temporada. El postre, sencillo y entrañable, trajo naranjas de la huerta y dulces navideños, acompañados de vino de la tierra, cerveza local, mistela y sidra El Gaitero.
Tras la sobremesa, dio comienzo la Gala de Entrega de Trofeos, conducida con chispa y conocimiento por Antonio Mejías, maestro de ceremonias y figura clave en la difusión de la cultura popular. A lo largo del acto, se repartieron decenas de diplomas y galardones, reconociendo no solo el mérito deportivo, sino también el espíritu de equipo y la trayectoria. El equipo Plaza 3 Transportes Pina se alzó con el Primer Premio, seguido por Intersport —también distinguido como Equipo Revelación—, El Rincón del Marqués en tercera posición y Gastronovias Bar en cuarto lugar. En la categoría individual, Mariano Pina fue proclamado Jugador del Año, en un homenaje que arrancó aplausos prolongados entre sus compañeros.

La jornada contó con la presencia ilustre de la Reina de la Huerta 2025, Alba Franco Sánchez, de la peña El Caliche, quien, acompañada de dos damas de honor, participó activamente: bailó una vibrante jota junto a los asistentes y entregó varios de los trofeos, reforzando los lazos entre el mundo festero y el deportivo tradicional. Igualmente significativa fue la asistencia del presidente de la Federación de Bolos Cartageneros, David José Alonso, con quien los bolistas murcianos mantienen un vínculo de hermandad y cooperación desde hace años.

Como colofón, se celebró un sorteo solidario y festivo: entre los presentes se repartieron un jamón, tres lomos y tres medios quesos —acompañados de botellas de vino—, cuyas papeletas se vendieron durante la comida para apoyar las actividades de la federación. Además, como recuerdo del día, a los hombres se les entregó una bolsa con el logo institucional, mientras que las mujeres recibieron una pieza artesanal de madera y una flor de Pascua, gesto que subrayó el carácter inclusivo y afectuoso del encuentro.

La organización corrió a cargo de toda la Junta Gestora de la Federación, presidida por José Pedro Martínez Toledo, y con la participación activa de su vicepresidente Antonio Hernández Mejías, el tesorero Santiago Lorente, el secretario Pedro Antonio Serrano, y los vocales José Antonio Manzano, Antonio Ballester, Alejandro Martínez, José Luis Baños y Santiago Martínez López.

El reportaje fotográfico oficial, a cargo de LasGastrocronicas.com, capturó cada instante: las risas en torno a las mesas, el fulgor del fuego bajo las ollas, el brillo de los trofeos y la solemnidad de los abrazos entre veteranos y jóvenes. Porque, como quedó claro aquella jornada, el bolo huertano no se juega solo entre tablas y bolos: se vive, se comparte y, sobre todo, se hereda. Y en Murcia, esa herencia sigue rodando —con fuerza, con orgullo y con sabor a hogar.






















