Por Rafael Hortal
Esta crónica pretende dejar constancia de la importancia de las reuniones de amigos en torno a la gastronomía
El Puerto de Mazarrón fue el lugar elegido para que siete amigos (no “Los siete magníficos”, ni “Los siete samuráis”, ni mucho menos “Seven”), siete amigos amantes del conocimiento, discípulos de Epicuro, que fuimos desde varios puntos de la región de Murcia para reunirnos con nuestra anfitriona Encarna Zamora.
El primer punto de reunión fue en la playa de Bahía, en la casa de Encarna. El aperitivo consistió en tomar cava y anchoas de Santoña a la sombra de un majestuoso pino carrasco. La conversación comenzó con relatos sobre viajes por lugares del mundo, ya que todos somos grandes viajeros, Encarna la que más; ha escrito el libro: “Viajera de los océanos”, dándole varias vueltas al mundo en varios cruceros. Después de la Región de Murcia, su segundo lugar favorito para vivir es Singapur y nos comenta que sólo le falta conocer Filipinas.
La reserva para comer la teníamos en el restaurante “Domi Dos”, en una mesa redonda aislada de ruidos; es fundamental para poder conversar sobre gastronomía, viajes, cultura y… anécdotas, situaciones y confesiones personales que jamás narraré en mis novelas eróticas… bueno, al menos, mis personajes no llevarán sus verdaderos nombres: Encarna Zamora, Andrés Pacheco, Pedro Alcázar, Juan Plaza y Pepe Vidal.
Nos dejamos aconsejar por el maître: Mojama y hueva con almendras, ensalada de pimientos, navajas, almejas de Carril; el plato fuerte fue una gran bandeja de mero, exquisito, acompañado de cervezas y Albariño Mar de Frades. De postre suflé, recomendado por Natalia, hija del dueño, al que llamamos para transmitirle nuestra gratitud por el excelente trato y la calidad y elaboración de los productos.
Nuestra fluida conversación se orientó hacia los buenos artistas plásticos que tiene Mazarrón, de hecho, mi amigo Luis García de TeleMazarrón, me comentó que en esa misma mesa se fraguó el diseño de la rotonda de los barcos fenicios entre Mazarrón y el Puerto, que el artista Luis Marino regaló a su pueblo. Luis Marino y el infógrafo Diego Bravo se reunieron en esta mesa en varias ocasiones para perfilar el proyecto y diseñar en 3D los barcos antes de su construcción, como homenaje a los pecios encontrados en la playa de la Isla.
Tras los cafés, Encarna propuso tomar una copa en la cafetería de El Faro; un lugar con vistas magníficas y agradable brisa de Levante donde nos esperaba Marian Soto, con la que continuamos hablando de arte y literatura, ya que había organizado con la escultora y Académica Lola Arcas, unas Jornadas sobre el poeta Miguel Hernández.
La velada dio para hablar de muchos más temas; me sorprendió que Marian conociese el proyecto Islero y el tema de las bombas atómicas de Palomares, de las que he publicado reportajes. No todo lo que escribo son novelas eróticas, le dije. Por cierto, estáis todos invitados a la Mesa Redonda: “El erotismo en la literatura”, que se celebrará el lunes 22 de septiembre en el Hemiciclo de Letras de la UMU.
Antes de despedirnos comprometí a Encarna Zamora para que nos ofreciera una conferencia sobre las mujeres de las tribus africanas, porque Encarna también ha cruzado África muchas veces por carreteras y caminos, unas veces por motivos de trabajo y otras por turismo. Es la presidenta en España de la ONG AMAMI, que tiente sede en Murcia y en Nouakchott, capital de Mauritania.
La conferencia organizada por la Sociedad Geográfica de la Región de Murcia, se ofrecerá en la Fundación Mediterráneo durante el primer trimestre del próximo año.
No podíamos despedirnos sin recordar a nuestro amigo, el pintor José Lucas, por eso posamos con el mural que dejó en El Faro de Mazarrón.
A los siete amantes de la cultura nos esperan otras reuniones gastronómicas y viajes para buscar el Jardín de Epicuro en Atenas, el fresco de Príapo en Pompeya y una visita privada al Museo del Prado.
Rafael Hortal es escritor
