Tras una intensa jornada del martes centrada en la tradición reinterpretada, el estand regional se despide este miércoles con propuestas que fusionan el atún rojo, el arroz de Calasparra y los recuerdos de la cocina de abuela
La Región de Murcia puso el broche final a su participación en la XXVII edición de San Sebastián Gastronomika con una última jornada cargada de emociones, sabores y homenajes a sus raíces. Tras una víspera dedicada a explorar la creatividad desde la herencia culinaria, el estand “1.001 Sabores de la Región de Murcia” cerró su presencia en el Kursaal con una programación que celebró la diversidad geográfica y gastronómica del territorio: desde el Mar Menor hasta Sierra Espuña, pasando por los arrozales de Calasparra y los fogones de antaño.
La jornada del martes 7 de octubre se desarrolló con un ritmo constante de demostraciones en vivo que atrajeron a profesionales y público general. A primera hora, los asistentes pudieron degustar el singular café asiático, producto autóctono murciano que ha ganado reconocimiento en los últimos años. A continuación, Juan Azorín (Estirpe, Yecla) sorprendió con su propuesta de “dulces vegetales”, una reinterpretación contemporánea del postre basada en hortalizas de temporada.
El limón murciano tomó protagonismo de la mano de Hervé Medina (Nicolás y Valero, Santomera), quien defendió su uso como eje central de la cocina regional. Le siguieron intervenciones que recorrieron el mapa gastronómico de la Comunidad: Freddy Salmerón (Grupo Oxos, Valle de Ricote), Francisco Manuel Reyes (Real Casino de Murcia), Salvador Fernández (Casa Borrego, Bullas) —con su lema “tradición creativa”—, Cayetano Gómez (Grupo Casa Tomás, Cartagena) y Juan Antonio García (El Churra, Murcia), quien reflexionó sobre cómo el pasado dialoga con el presente en la cocina. La jornada concluyó con Germán Segura (La Cepa, Lorca), que sintetizó el espíritu de la delegación murciana bajo el lema “Vanguardia desde la tradición”.
Este miércoles 8 de octubre, último día del congreso, el estand regional se despedirá con una programación especialmente emotiva y representativa. Tras una nueva cata matinal de café asiático, Cristófer Corbalán y Carla Mossicaro (La Esquinica, Calasparra) presentaron un tartar de atún rojo con arroz meloso de Calasparra, un plato que fusiona mar y huerta con elegancia.
Uno de los momentos más esperados será la ponencia colectiva “Raíces y Mareas: Cocina del Mar Menor”, a cargo de Fran Cegarra, Carlos Torres, Mohamed El Hamdy y Juan Carlos Méndez (La Tropical, Los Alcázares), que pondrá en valor los ecosistemas lagunares y su influencia en la despensa local.
Desde el corazón de la sierra, Gabino Martínez (Arrabal, Aledo) evocará los sabores de Sierra Espuña, mientras que Pedro Pérez (La Muleta, Cehegín) transportará al público a la cocina de antaño con una propuesta titulada “Textura, sabor y recuerdos de la cocina tradicional”.
El arroz, joya gastronómica murciana con Denominación de Origen, tuvo su espacio con Fulgencia Sola y Juan Párraga (La Tasca, Calasparra), presentarán dos creaciones: un arroz de Calasparra con chato murciano y un “vulcano de atún”, plato que combina técnica y producto de proximidad.
La despedida correrá a cargo de Jaime Martínez (Arima Experience, Molina de Segura), quien cerrará la trilogía murciana con una emotiva intervención titulada “L@s abuel@s de Murcia”, un homenaje a las recetas transmitidas de generación en generación y a quienes, con sus manos y sus fogones, sentaron las bases de una identidad culinaria hoy reconocida internacionalmente.
Con más de 25 acciones promocionales en tres días, la participación de una treintena de profesionales —entre chefs consagrados y talento emergente— y un estand decorado con más de 1.000 kilos de frutas y hortalizas que serán donadas a comedores sociales, la Región de Murcia reafirmó su posición como referente de gastronomía sostenible, innovadora y profundamente arraigada en su territorio.
Así, entre aromas de limón, texturas de arroz y recuerdos de abuela, Murcia se despide hoy de San Sebastián no solo como invitada, sino como embajadora de una cocina viva, diversa y con futuro.
