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«No somos héroes solitarios, somos engranajes humanos»: Murcia celebró a cinco luces que alumbran su presente y su futuro

En una noche de polifonía renacentista y emociones compartidas, el Auditorio Víctor Villegas acogió la gala de Los Mejores de La Verdad, donde Carlos Alcaraz, el Virgen de la Arrixaca, Ángel Mateo Charris, la general Sánchez Medrano y Proyecto Hombre recibieron un homenaje que trascendió lo individual para convertirse en un acto colectivo de orgullo regional


 

El pasado viernes, el Auditorio Víctor Villegas de Murcia se transformó en un espacio de reconocimiento, memoria y esperanza. Allí, bajo la dirección de Beatriz Rocamora y la conducción de la periodista Rebeca Martínez Herrera, tuvo lugar la gala de los Premios Los Mejores de La Verdad 2025, un acto que, más que entregar distinciones, tejió una narrativa de resistencia, creatividad y servicio: la de una región que, lejos de vivir de glorias pasadas, construye su identidad desde el esfuerzo cotidiano de quienes la habitan.

La velada, enmarcada por la delicada polifonía de Cantoría y la Orquesta Barroca de la UMU —con Jorge Losana al frente—, fue presentada por el director del diario, Víctor Rodríguez, quien definió la cita como una oportunidad para «reivindicar a Murcia como tierra de redes, de solidaridades y de talentos que no buscan escapar, sino arraigar».

El primer galardón, una réplica en bronce de La mujer ciclista del escultor Antonio Campillo, fue entregado al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, en su 50.º aniversario. Recogieron el premio Manuel Molina Boix, exjefe de Medicina Interna y testigo del histórico traslado en 1975 desde el Morales Meseguer hasta El Palmar, y María Solé Agustí, subdirectora de Enfermería. Ambos subrayaron que la grandeza de la institución no reside en infraestructuras ni en rankings —aunque ocupe el primer lugar nacional en donación y trasplantes—, sino en el «engranaje de humanidad» que, durante cinco décadas, ha funcionado sin pausa: desde los cirujanos hasta los cocineros, los celadores y los estudiantes en prácticas. «Lo que hacemos es magia… pero solo funciona porque cada pieza sabe que pertenece al mismo reloj», declaró Solé Agustí, conmoviendo al auditorio.




A continuación, el pincel se hizo protagonista: Ángel Mateo Charris, el pintor cartagenero cuya obra oscila entre lo arqueológico y lo futurista, dedicó su premio —entregado por Fuensanta Carreres y Manuel Madrid— a la recién fallecida artista Dora Catarineu, a quien definió como «una mujer extravagante, irónica, trabajadora y profundamente viva». Citando un artículo publicado días antes en La Verdad, evocó sus enseñanzas: «La vida y el arte no están casados, pero son pareja de hecho, con una relación apasionada, tierna y complicada». Y, con una sonrisa, recordó su máxima: «Hay que reír, reírse mucho, siempre y en todo lugar, por los siglos de los siglos».

El tercer reconocimiento fue para Proyecto Hombre Murcia, en su 30.º aniversario. Tomás Zamora y Asunción Santos Pascual recibieron el galardón de manos de Rubén García Bastida, y con palabras sencillas pero profundas, pusieron rostro y voz a una labor silenciosa: «Quien llega a nosotros no es un caso, es un héroe —porque viene a luchar contra algo inmenso—, y lo que le espera es la victoria de volver a ser persona». Santos Pascual advirtió sobre los nuevos desafíos —la adicción digital, el estigma persistente— y reclamó apoyo para construir un nuevo centro de día, «porque nadie debe sentir vergüenza por estar enfermo».

La cuarta distinción rompió techos de cristal: María Dolores Sánchez Medrano, primera mujer general de la Región de Murcia y una de las once en toda España en alcanzar ese rango, recibió su premio con humildad y determinación. Agradecida a Gregorio Mármol y Mar Saura, destacó la transformación de las Fuerzas Armadas: «He tenido las mismas oportunidades que mis compañeros», afirmó, animando a jóvenes —especialmente mujeres— a considerar esta carrera como «una salida profesional atractiva y plena».

Finalmente, el cierre corrió a cargo de Carlos Alcaraz, número uno mundial, quien subió al escenario con la naturalidad de quien está en casa. Tras agradecer el apoyo de La Verdad a lo largo de su meteórica trayectoria, confesó que 2025 fue un año de «crisis profunda» que le llevó a replantearse sus prioridades: «Me di cuenta de que lo esencial no era ganar más torneos, sino volver a disfrutar: con mi familia, con mi gente, con el tenis». En un momento espontáneo y lleno de complicidad, improvisó un partido de bádminton con los periodistas Francis y Fernando Perals —«y no se dejó ganar», anotó el público entre risas—, recordando que su éxito también es el de toda una generación de deportistas murcianos que han convertido los valores en su mejor legado.

La gala, patrocinada por instituciones públicas y empresas comprometidas con el desarrollo regional, culminó con un mensaje claro: los verdaderos mejores no son figuras aisladas, sino semillas que germinan en comunidades, historias que se entrelazan y compromisos que se renuevan cada día. Porque, como afirmó aquella noche una enfermera, un pintor, un militar, un tenista y dos psicólogos: Murcia no se cuenta en superlativos, sino en plural.

Tras la entrega de galardones los asistentes fueron invitados a degustar un amplio cóctel en el hall del Auditorio.








 


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