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GASTROCRONICAS

Oro crujiente: las patatas fritas celebran su día en mesas de todo el mundo

Cada 20 de agosto se rinde homenaje a uno de los acompañantes más universales y versátiles de la cocina: las patatas fritas. Murcia también aporta su sabor con recetas propias como el ajo cabañil o las patatas con alioli


 

Hoy, 20 de agosto, se conmemora el *Día Mundial de las Patatas Fritas*, una fecha que rinde tributo a uno de los bocados más icónicos, populares y queridos del mundo.

Crujientes por fuera, suaves por dentro y capaces de adaptarse a todo tipo de gustos y culturas, las patatas fritas se han ganado un lugar insustituible en la gastronomía internacional.

Conocidas como *papas fritas* en América Latina o *french fries* en el mundo anglosajón, su origen se remonta al siglo XVII.


Según registros históricos, en Bélgica los habitantes de algunas regiones comenzaron a freír patatas como alternativa al pescado durante los inviernos, cuando los ríos se congelaban. Desde entonces, su popularidad no ha dejado de crecer. Hoy incluso cuentan con su propio museo: el *Friet Museum* en Brujas.


Murcia, como no podía ser menos, tradición, también ha hecho su propia reinterpretación de este tubérculo, aportando sabores tradicionales y recetas que van más allá del clásico corte en bastones.

En las mesas murcianas es frecuente encontrar las *patatas al ajo cabañil*, doradas en aceite y terminadas con una majada de ajo y vinagre; o las *patatas asadas acompañadas de alioli casero*, que ofrecen una textura más cremosa y un sabor intenso. Las *patatas cocidas aliñadas*, presentes en ensaladillas o como guarnición, completan este repertorio regional.

Curiosamente, no todo en torno a la patata frita es placer. Este alimento ha sido objeto de estudios que destacan tanto sus beneficios —como su aporte de fibra y potasio— como advertencias por la presencia de acrilamidas, un compuesto que aparece al freír el almidón a altas temperaturas. No obstante, los amantes de este snack encuentran en cada bocado razones para seguir disfrutándolo.

Entre los récords curiosos, destaca la preparación más grande registrada: una ración de *casi 455 kilos* elaborada en Idaho, Estados Unidos, en 2014. No en vano, ese país es el mayor exportador de productos derivados de la patata.


Hoy, miles de personas celebran este día compartiendo fotos de sus raciones preferidas, desde versiones gourmet hasta las más clásicas con kétchup. Y, en Murcia, no faltará quien lo haga saboreando unas patatas caseras al estilo más tradicional.

“El alma de la sartén”: así se preparan las auténticas patatas al ajo cabañil murcianas

En el corazón de la cocina tradicional murciana, donde la sencillez y el sabor se dan la mano, brilla una receta humilde pero cargada de carácter: las patatas al ajo cabañil. Este plato, habitual en hogares, bares y celebraciones populares, condensa en cada bocado el alma del recetario del sureste español.

Su preparación no requiere grandes alardes, pero sí respeto por el producto y una ejecución precisa. El secreto está en la armonía entre el crujiente de la fritura y la intensidad de una majada que convierte unas simples patatas en una experiencia profundamente mediterránea

Receta tradicional murciana de patatas al ajo cabañil:

Ingredientes:

– 1 kg de patatas
– 4-5 dientes de ajo
– 100 ml de vinagre de vino blanco
– 150 ml de agua
– Aceite de oliva virgen extra (cantidad abundante para freír)
– Sal al gusto
– (Opcional) una hoja de laurel o una ramita de romero

Elaboración:

1. *Pelar y cortar las patatas* en rodajas de aproximadamente medio centímetro de grosor. Se lavan y secan bien para evitar salpicaduras al freírlas.

2. En una sartén amplia, *freír las patatas en abundante aceite de oliva* caliente hasta que estén doradas por fuera y tiernas por dentro. Se retiran y se escurren sobre papel absorbente.

3. En el mismo aceite (retirando un poco si es necesario), se doran ligeramente *los dientes de ajo laminados*. Una vez que tomen color, se añade *el vinagre y el agua* con cuidado, y se deja reducir un par de minutos a fuego medio.

4. Se reincorporan las patatas a la sartén y se remueven suavemente para que se impregnen bien con la mezcla. Se deja cocer todo junto un par de minutos para que se integren los sabores.

5. Se sirve caliente, como tapa, guarnición o incluso como plato principal acompañado de huevos fritos o pescado.

Con su aroma a ajo y vinagre, estas patatas son pura esencia rural, una receta heredada del ámbito campesino que ha conquistado el paladar de generaciones. En una época de fusiones y platos sofisticados, el ajo cabañil sigue recordando que, a veces, lo más simple es también lo más sabroso.

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