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GASTROCRONICAS

Raíces que alimentan el futuro: Águilas acoge las segundas jornadas ‘Raíces Productivas’ con sabor a tierra y mar

Profesionales, estudiantes y gastrónomos se dieron cita en una jornada divulgativa que unió campo, conocimiento y mesa en un recorrido por la agricultura murciana del siglo XXI


 

Bajo un cielo azul intenso y con el Mediterráneo como testigo silencioso, la localidad costera de Águilas se convirtió este martes en epicentro del diálogo entre el campo y la ciudad. En el Salón Social Julio Castelo Matrán, en la cuarta planta del Club Náutico de Águilas, tuvieron lugar las segundas Jornadas DivulgativasRaíces Productivas: Agricultura en Acción”, una iniciativa organizada por la Asociación Campoder con el respaldo del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Desde primera hora de la mañana, el salón se llenó de agricultores, empresarios agroalimentarios, críticos gastronómicos y estudiantes del IES Carlos III de Águilas, todos ellos dispuestos a profundizar en los desafíos y oportunidades del sector primario en un entorno marcado por la sostenibilidad, la innovación y la internacionalización.

El acto fue inaugurado por el concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Águilas, José Luis Moreno Salas, y el gerente de Campoder, Miguel Buendía Prieto, quienes subrayaron el papel estratégico de la agricultura no solo como motor económico, sino como pilar de identidad territorial y cohesión social.

“Estas jornadas no son solo un foro técnico —afirmó Buendía—, sino un puente entre generaciones, entre lo rural y lo urbano, entre quienes producen y quienes consumen”. Moreno, por su parte, destacó el compromiso municipal con el sector: “En Águilas, el campo es vida. Y hoy celebramos que esa vida se comparte, se explica y se saborea”.

La mañana arrancó con dos ponencias de alto voltaje sectorial. José Manuel García, responsable comercial de exportación de ADESUR, desglosó los entresijos de la comercialización internacional de hortalizas, desde los protocolos fitosanitarios hasta los canales de distribución en Europa.

Acto seguido, Gabriel Rojas Mula, representante en España del grupo Eisberg, expuso cómo la producción agraria se articula en mercados exigentes, destacando la importancia de la trazabilidad, la calidad organoléptica y la adaptación a las tendencias de consumo.



Tras un desayuno en el restaurante del Club Náutico, los asistentes subieron a un autobús que los condujo hasta las instalaciones de ADESUR, donde García guió una visita técnica por sus naves de clasificación, envasado y logística, mostrando cómo un simple tomate recién cosechado se transforma en un producto listo para llegar a una mesa en Berlín o París.

La ruta continuó hacia el corazón del campo aguileño. En una finca gestionada por el agricultor Miguel Paloma, los participantes caminaron entre surcos de melón Coliseo —una variedad de piel lisa y pulpa dulce, muy valorada en mercados premium— y observaron ensayos experimentales con tomate de pera híbrido, cuya evaluación agronómica y sensorial podría abrir nuevas vías comerciales. Allí, bajo el sol de octubre, se palpó la pasión silenciosa del trabajo en la tierra: manos curtidas, riegos precisos, decisiones diarias que sostienen una cadena alimentaria global.

De regreso al Club Náutico, la jornada culminó con un almuerzo de trabajo que fue, en sí mismo, una declaración de principios.

El menú, elaborado con productos 100 % locales, fue un homenaje a la huerta y al mar de Águilas: ensalada con lechugas y tomates de la zona, hojaldre de calabacín regional con atún, jamón reserva El Pozo y queso de cabra Roano semi-curado, seguido de una bolita de queso con mermelada casera de higo verde, solomillo de cerdo extra tierno, dorada de Culmarex y patatas a lo pobre cocinadas en aceite de oliva virgen extra de la almazara San Diego. El postre, una tarta de queso coronada con yema confitada, cerró una experiencia sensorial que conectó plato y territorio.

Durante la jornada, las conversaciones fluyeron con naturalidad: estudiantes preguntaban a agricultores sobre rotación de cultivos; empresarios debatían sobre certificaciones ecológicas; y críticos gastronómicos tomaban nota de cada matices de sabor. Era, en esencia, el objetivo de “Raíces Productivas”: hacer visible lo invisible, dar voz a quienes cultivan en silencio y demostrar que la agricultura no es solo producción, sino cultura, ciencia y futuro.

Con la puesta de sol sobre el puerto, las jornadas concluyeron a las 17:00 horas, dejando tras de sí no solo una galería fotográfica —capturada por LasGastrocronicas.com—, sino también la certeza de que, en Águilas, las raíces siguen profundas, productivas y llenas de savia nueva.







 


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