La Consejería de Salud investiga si el origen está en un pescado o una pasta con espinacas; la cocina del hotel ha sido clausurada y se ha ordenado una desinfección exhaustiva
Más de un centenar de personas resultaron afectadas por una intoxicación alimentaria en el Hotel Cavanna de La Manga del Mar Menor, según confirmó la consejería de Salud. La investigación se centra en los alimentos servidos durante la comida del sábado 23 de agosto, momento en el que se habría producido el brote. Los primeros resultados microbiológicos de los pacientes confirmaron que el agente causal es la bacteria salmonela.
Una veintena de personas, entre ellas siete menores y un bebé de 15 meses, tuvieron que ser trasladadas al servicio de Urgencias del hospital Santa Lucía de Cartagena por presentar síntomas más severos, como fiebres superiores a 40 grados. Todos recibieron el alta tras ser atendidos, excepto dos que permanecen en observación.

El resto de afectados presenta síntomas más leves, como vómitos, diarrea y malestar general, y se encuentran en sus habitaciones con un tratamiento de rehidratación oral, descanso y dieta blanda. En el salón de actos del hotel se habilitó un hospital de campaña para atender a los enfermos, aunque muchos también fueron tratados en sus habitaciones.
Varios huéspedes relataron al diario La Verdad que sospechan que la intoxicación pudo deberse a un pescado o a una pasta con espinacas servidos durante la comida del sábado.

El comedor del hotel siguió funcionando hasta la tarde del domingo, cuando fue cerrado para las inspecciones sanitarias pertinentes. Se ha decretado la suspensión cautelar de la actividad de la cocina y se ha ordenado una limpieza y desinfección exhaustiva de las instalaciones.
Para garantizar el servicio a los huéspedes, la restauración será asumida temporalmente por una empresa de catering externa. Sin embargo, muchos optaron por comer fuera o pedir comida a domicilio.

Hasta el lugar se desplazaron ambulancias desde Cartagena, Murcia, Los Alcázares, Puerto Lumbreras y La Manga, con una veintena de efectivos sanitarios para atender a los enfermos.

La sombra de la salmonela se cierne sobre La Manga
El Hotel Cavanna, escenario de una intoxicación masiva que desvela los peligros ocultos en la alta cocina y la negligencia alimentaria. El idílico paraíso veraniego de La Manga del Mar Menor se ha visto empañado por un suceso que, lejos de ser un simple incidente, ha puesto de manifiesto la fragilidad de la seguridad alimentaria incluso en los entornos más reputados. Lo que se prometía como una jornada de celebración y exquisitos sabores en el emblemático Hotel Cavanna se transformó en una pesadilla de malestar y preocupación para más de un centenar de comensales. La causa: un brote de salmonelosis que, según las primeras investigaciones, se originó en la cocina del establecimiento.

La noticia, que ha corrido como la pólvora, ha movilizado a las autoridades sanitarias, que ya han abierto una investigación para determinar el origen exacto de la bacteria. La sintomatología, que se manifestó de forma abrupta en la mayoría de los afectados, no dejó lugar a dudas. Vómitos, diarrea, fiebre y calambres abdominales, un cuadro clínico que los expertos asocian directamente con la infección por Salmonella.

La salmonela: una bacteria omnipresente y un riesgo latente
Para quienes se dedican a desentrañar los secretos de la gastronomía, la salmonela no es un nombre extraño. Es una de las bacterias patógenas más comunes y, a la vez, una de las más traicioneras. Su presencia en la cadena alimentaria es un riesgo constante, especialmente en productos de origen animal como los huevos, la carne de ave y los productos lácteos no pasteurizados. Aunque la intoxicación puede darse por el consumo de cualquier alimento contaminado, a menudo la encontramos en preparaciones que no alcanzan la temperatura adecuada para su cocción.

La clave para prevenir su proliferación reside en la higiene y la correcta manipulación de los alimentos. La contaminación cruzada, ese enemigo silencioso en las cocinas, es una de las principales vías de transmisión. Un cuchillo o una tabla que se utilizan para cortar carne cruda y luego, sin una correcta desinfección, se usan para picar vegetales, pueden convertirse en el vehículo perfecto para la bacteria.

Un tratamiento con fecha de caducidad
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, la salmonelosis no reviste una gravedad extrema y los síntomas suelen remitir en un período de entre cuatro a siete días. La hidratación es la primera y más importante medida para evitar la deshidratación causada por la diarrea y los vómitos. El tratamiento, salvo en casos de mayor complicación o en grupos de riesgo (niños, ancianos o personas con el sistema inmunológico comprometido), se basa en el manejo de los síntomas y no requiere el uso de antibióticos, ya que podrían alargar la duración de la enfermedad y el período de expulsión de la bacteria. Sin embargo, en esta ocasión, la magnitud del brote ha llevado a que los servicios de salud de la Región de Murcia se activen para atender a los afectados, algunos de los cuales han requerido hospitalización.

La responsabilidad en la mesa
Este lamentable suceso nos invita a una reflexión más profunda. En una era donde la alta cocina se presenta como un arte y la experiencia gastronómica como un valor supremo, no podemos olvidar que la seguridad alimentaria es el pilar fundamental de todo. Lo ocurrido en el Hotel Cavanna, un establecimiento de gran prestigio, nos recuerda que la excelencia culinaria debe ir de la mano de la máxima responsabilidad.

Es imperativo que los protocolos de higiene y control de calidad sean estrictos e inquebrantables, no solo en grandes hoteles y restaurantes, sino en cada rincón de la industria alimentaria. La confianza del comensal es un bien preciado, y sucesos como este la erosionan de forma irreparable. La investigación en curso deberá arrojar luz sobre las causas de este brote y determinar las responsabilidades. Mientras tanto, el establecimiento ha optado por contratar los servicios de restauración a una empresa externa.
El incidente en La Manga se erige como una dolorosa lección de que el lujo y la reputación no eximen del cumplimiento de las normas más básicas de seguridad e higiene.
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