En la Sala Pequeña del Museo de la UMU, la artista inaurguró este pasado viernes 12 de septiembre una exposición comisariada por Paula Rubio, donde los recuerdos se fragmentan, las identidades se reconstruyen y el espectador se convierte en arqueólogo de su propia historia. Tras la inauguración, cerveza, empanadillas y conversación: el arte, también se vive con los cinco sentidos

Este pasado viernes, a las 20:00 horas, las paredes de la Sala Pequeña del Museo de la Universidad de Murcia, en el emblemático Cuartel de Artillería Jaime I, se convirtieron en un diario íntimo pintado. Andrea Melgarejo Hernández inauguró su nueva exposición —la segunda tras su paso por las Bóvedas del Almudí— titulada “Si abro los ojos no es real: Exploraciones pictóricas en torno a la materialidad del recuerdo”, una propuesta comisariada por Paula Rubio Suárez que invita a perderse —y encontrarse— entre capas de memoria, texturas de infancia y sombras de identidad.
LasGastrocronicas.com asistió a la inauguración de la exposición para realizar esta amplia galería fotográfica:
La cita, presentada por el director del Museo de la UMU, José Miguel García Cano, y el director del área de Artes Plásticas, Paco Caballero, reunió a una treintena de invitados: amigos, familiares, coleccionistas y amantes del arte contemporáneo, todos dispuestos a adentrarse en un universo donde el pasado no se recuerda… se pinta.
“La memoria no es lineal. Es fragmentada, inestable, casi fantasmal”, explicó Melgarejo durante su discurso, en un momento cargado de reflexión: “Trabajo con lo que queda atrás, con lo que la luz apenas roza, con lo que el tiempo ha desdibujado. No busco reconstruir una historia, sino explorar cómo esa historia nos reconstruye a nosotros”.

Sus lienzos —cargados de materia, de gestos superpuestos, de objetos cotidianos intervenidos— no son cuadros, sino archivos emocionales. Parten de fotografías familiares, de recuerdos borrosos, de momentos que ya no existen pero que persisten en forma de sensación. “La identidad no es un punto fijo. Es un tránsito. Y mi pintura es ese movimiento entre lo que fui, lo que soy y lo que nunca llegué a ser”, añadió.

La exposición, que podrá visitarse hasta el 17 de octubre (de lunes a viernes, 11:00-14:00 y 18:00-21:00), no ofrece respuestas. Propone preguntas. Invita a mirar, a tocar, a recordar. ¿Qué queda de nosotros cuando el tiempo pasa? ¿Cómo se forma una identidad en un mundo que cambia más rápido que nuestros recuerdos? ¿Puede el arte capturar lo que la memoria ya ha dejado escapar?

Tras el acto, los asistentes fueron invitados a un piscolabis informal —con quintos de cerveza, empanadillas, saladitos y patatas fritas—, un gesto que refuerza la filosofía de Melgarejo: el arte no es solo contemplación, es encuentro, es compartir, es vivir.

Esta muestra, organizada por el Museo de la UMU y el Servicio de Cultura, confirma el compromiso de la Universidad con las voces emergentes que, como Andrea, no solo pintan con pinceles, sino con preguntas, con ausencias, con ecos del pasado.

“Si abro los ojos no es real… pero si cierro los ojos, lo que pinto lo es. Más que nunca.”
— Andrea Melgarejo, artista.
Una exposición que no se mira… se siente. Donde cada pincelada es un recuerdo, y cada recuerdo, una pieza de uno mismo.

HOJA DE SALA DE LA EXPOSICIÓN
Por Paula Rubio Suárez
SI ABRO LOS OJOS NO ES REAL 12.09.25 – 17.10.25
- Andrea Melgarejo
- Comisaria: Paula Rubio Suárez
- Sala Pequeña, Museo de la Universidad
Voy a cruzar un puente largo No sé si hay alguien esperando Niña que estás al otro lado
¿Qué pensarás si… (1)
Para Jacques Lacan, lo Real no es la realidad empírica que percibimos, sino aquello que resiste a toda simbolización e imagen, lo imposible de representar. Es aquello que carece de significante, un vacío traumático del que sólo nos llegan atisbos a través de las grietas que se generan en la propia realidad.(2) Para esta nueva exposición, Andrea Melgarejo presenta Si abro los ojos no es real, un proyecto puente en el que los nuevos intereses se entrelazan con los pasados.

Desde hace más de dos años, la artista articula su obra desde la fenomenología de las imágenes usando como pretexto el álbum de fotos familiar. Pero no es hasta ahora que se ha ido alejando del componente referencial y autobiográfico que las envolvía para mostrar su ambivalencia a través del desplazamiento hacía su parte maldita: allí donde se produce una ruptura entre lo de dentro y fuera de la imagen que nos hacen tambalear.

Si abro los ojos no es real, o lo que es lo mismo: si no abro los ojos es real.
Si tomáramos el título de la exposición como manual de instrucciones y cerráramos los ojos para encontrarnos frente a frente con lo real, lo que seguramente terminaría ocurriendo sería el asalto de la penumbra, que no es sino una falta de visión. Este estadio es el que le interesa especialmente a la artista y que nos obliga, como espectadores, a enfrentarnos con imágenes que ocultan más que muestran: fotogramas que se desvanecen con la luz o imágenes desencuadradas, en sombra, borrosas, al más puro estilo found footage. La artista parece así haber encontrado el lado más real de las imágenes. “Dice la verdad quien dice sombra” (3), escribía Paul Celan.

Es curioso cómo, de manera antagónica, los más lúcidos ensayos sobre nuestra cultura visual nos enseñan la luz como principio rector de la imagen-espectáculo. Así la transparencia de los medios de comunicación y la inteligibilidad del contenido mediático se convierten en algo propio de la sociedad de consumo. No le queda, pues, otra cosa al arte que presentar, lo que Miguel Ángel Hernández ha llamado “la so(m)bra del espectáculo: lo que no cabe en su luz, su resto olvidado” (4)
1 Romero Arbizu, A. (2025). Visión [Canción]. En Si abro los ojos no es real. Universal Music Spain.
2 Lacan, J. (1987). El seminario, Libro XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós.
3 Celan, P. (1999). Obras completas. Editorial Trotta.
4 Hernández, M. Á. (2021). La so(m)bra de lo real . Holobionte Ediciones

Si volvemos a la sala expositiva, un simple vistazo nos basta para dar cuenta de que estamos ante una práctica modulada por lo fotográfico, lo fílmico y la pintura. El uso que Melgarejo hace del fragmento nos sirve de guía para entender una historia que en nada es lineal, sino que su narración está llena de flashback que dislocan una y otra vez el tiempo de la trama. De esta manera, las piezas se extienden por toda la sala de manera entrópica y horizontal. Del mismo modo, su carácter modular permite a las obras ser nuevamente expuestas y, sin embargo, nunca llegarían a ser las mismas en ninguna de las ocasiones.

Esta contradicción es siempre asumida por la artista, que encuentra el diálogo con el pasado como algo intrincado por la memoria y el recuerdo. Es por eso que el uso que hace del archivo sólo puede ser entendido en su práctica como una revisión crítica y deconstructiva, que permanece en un diferir constante.

Releer el pasado es siempre atravesar un puente muy largo: no sabes si alguien te espera allí, ni lo que desea la niña que permanece al otro lado. Y es, de esta forma, como Melgarejo nos lanza hacía una vigilia constante mientras somos acechados por lo real. ¿Y qué otra cosa puede ser lo real, sino una aporía?
Si abro los ojos no es real
- 📍 Museo de la Universidad de Murcia — Cuartel de Artillería Jaime I.
- 📅 Inauguración: viernes 12 de septiembre, 20:00h.
- 🖼️ Visitas: hasta el 17 de octubre | L-V: 11:00-14:00 / 18:00-21:00.
- 🎟️ Entrada libre.


















