Los bares de París y sus suburbios se verán obligados a cerrar durante dos semanas, hasta el 19 de octubre y los restaurantes podrán funcionar bajo el «estricto cumplimiento» de un nuevo protocolo sanitario, una vez que la capital francesa haya entrado ayer lunes en zona de alerta máxima por la pandemia de COVID-19, la fase que precede al estado de urgencia sanitario, lo que significaría un confinamiento como el que ya se vivió en marzo.
Las nuevas restricciones que afectarán a la capital, decretadas por las autoridades sanitarias francesas tambien obligan a las universidades a restringir la asistencia física a sus clases a un 50% del alumnad. También quedan prohibidas las reuniones de estudiantes, así como otro tipo de eventos festivos, en establecimientos abiertos al público. Del mismo modo, tampoco se autorizarán los eventos bajo carpas hasta el 19 de octubre.
Pabellones deportivos y piscinas (salvo para actividades escolares) permanecerán cerrados, así como los gimnasios, que ya llevan una semana sin poder abrir. Las salas de juego y los salones de baile también se ven obligados a cerrar sus puertas.
Las bodas se podrán celebrar solamente la ceremonia de enlace, sin convite posterior.
Por su parte,lLos centros comerciales limitarán la asistencia a un cliente por cada cuatro metros cuadrados de superficie. Sigue prohibida la venta de alcohol después de las 10 de la noche y las reuniones de más de 10 personas en la vía pública. Las visitas a las residencias de ancianos estarán permitidas, pero solo con cita previa, con dos personas como máximo.
Hasta ayer, solo Marsella y la isla de Guadalupe habían evolucionado hacia zonas de alerta máxima, experimentando restricciones severas como la clausura de bares y restaurantes. Desde ayer le toca el turno a París y, durante los próximos 15 días, los bares permanecerán cerrados. Los restaurantes podrán abrir siguiendo un protocolo sanitario.
La alcaldesa de París Anne Hidalgo ha declarado que «se tomarán todas las medidas para evitar los cierres y los despidos» en una situación económica que ha calificado de «muy degradada». Hidalgo ha destacado que «la vida social y cultural debe continuar bajo las nuevas medidas porque es indispensable en nuestra ciudad». Por otra parte, el Gobierno también urgido a empresas y trabajadores a recurrir al teletrabajo en las zonas de Francia más afectadas «siempre que sea posible».
«Estamos en una fase de agravamiento», advirtió el ministro de Sanidad Olivier Véran. «El número de contagios por coronavirus se duplica aproximadamente cada 15 días”. Y es que la propagación del virus no sólo preocupa en París, sino también en ciudades como Marsella, Burdeos o Lyon, entre otras.
El anuncio del posible cierre completo de la hostelería alarmó a todo el sector en masa, según publica ElDiario.es, “Económicamente es una catástrofe” cuenta Bernard, propietario de la Brasserie Le Rousseau en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, uno de los más emblemáticos y ricos de París. “Creo que hay otras soluciones para evitar el cierre total, como por ejemplo hacer solo el servicio del mediodía. Hace una semana que hemos dejado de servir alcohol a partir de las 22h… Haremos lo que nos digan, pero creo que hay alternativas”. Resignado, Bernard no pudo asistir a la manifestación del pasado viernes. “No me puedo permitir cerrar el restaurante. Desde que volvimos a abrir a principios de verano tenemos un 30% menos de clientes”. Al contrario que los propietarios de bares, resignados a cerrar, Bernard podrá dormir tranquilo, pues Le Rousseau permanecerá abierto hasta las 10 pm aunque con un nuevo protocolo sanitario para clientes y trabajadores.
El sistema de alerta en Francia
Al ver que el número de contagios iba en aumento, el gobierno francés actualizó su sistema de alerta el pasado 23 de septiembre, delimitando nuevas zonas de alerta basándose en tres criterios: la tasa de incidencia general, la tasa de incidencia en mayores de 65 y el porcentaje de camas de UCI ocupadas por enfermos de COVID-19. Cada zona conlleva una serie de restricciones.
- Zona de alerta (o zona roja): se activa cuando la tasa de incidencia es superior a los 50 casos por 100.000 habitantes en los últimos 7 días. El virus circula de forma activa.
- Zona de alerta reforzada (o zona muy roja): la tasa de incidencia supera los 150 casos por 100.000 habitantes y, en el caso de los ancianos, sobrepasa los 50 casos por 100.000 habitantes. El virus circula de forma muy activa y se empieza a ver un impacto en el sistema sanitario. En esta fase, los bares y restaurantes dejan de servir alcohol a partir de las 22h. Se clausuran los gimnasios y el aforo de eventos baja de 5.000 a 1.000.
- Zona de alerta máxima (o zona escarlata): más de 250 casos por 100.000 habitantes, más de 100 por 100.000 en ancianos, y más de un 30% de camas de UCI ocupadas por enfermos por coronavirus. El virus continúa extendiéndose y el sistema sanitario se empieza a saturar. Las restricciones incluyen el cierre de bares y restaurantes, así como todos los espacios que reciban público, salvo si existe un protocolo sanitario ya implementado (museos, teatros, cines, etc).
- Estado de urgencia sanitaria: es la siguiente y última fase y se activa cuando el 60% de camas de hospital están ocupadas por pacientes con COVID-19. Por ahora, ningún territorio ha alcanzado esta fase.