La ciudad de Nueva York será la primera ciudad de Estados Unidos que va a requerir una prueba de vacunación contra el COVID-19 para toda persona que quiera comer en el interior de un restaurante. La vacuna también será necesaria para entrar a una sala de conciertos o utilizar un gimnasio.
El alcalde, Bill de Blasio, confirmó la medida ayer martes y se prevé que la nueva norma esté plenamente en vigor para mediados de septiembre, tras un periodo de transición que arrancará durante este mes.
Nueva York busca de esta manera dar un nuevo impulso a la campaña de inmunización, que se había ralentizado en los últimos meses por las reticencias de muchos ciudadanos a vacunarse.
«Si usted está vacunado (…) tiene la llave, puede abrir la puerta. Pero si no está vacunado, lamentablemente no podrá participar de muchas cosas», dijo De Blasio en una rueda de prensa.
En medio de un aumento de casos de COVID-19 en Estados Unidos, De Blasio señaló que el pase sanitario, llamado ‘Key to NYC’ (‘Llave a Nueva York’), será lanzado el 16 de agosto, seguido por un periodo de transición de un mes. «Es hora de que la gente vea la vacunación como algo literalmente necesario para tener una vida completa y saludable», indicó el alcalde.
En Nueva York, una ciudad de más de ocho millones de personas, según cifras oficiales, el 71,8% de los adultos han recibido al menos una dosis de vacuna.
La nueva ola de infecciones empuja la cifra de hospitalizaciones a niveles registrados en el verano pasado. A lo largo del país, los hospitales están viendo un promedio de 6.200 ingresos diarios por COVID, y las muertes rondan las 300 por día.
La caída de las tasas de vacunación es especialmente significativa en regiones políticamente conservadoras del sur y el centro-oeste, y entre la gente más joven, aquellos con ingresos más bajos y minorías raciales.
Biden anunció la semana pasada que los trabajadores federales necesitarán vacunarse o someterse a pruebas regulares, siguiendo pasos similares a los adoptados en California y Nueva York.