Cerrando el pasado mes de mayo nos dejo físicamente un amigo, compañero de vicisitudes en “La Crilla”, sobremanera un hombre bueno y, si fuera posible, mejor persona. Pepe Hidalgo Pellicer “El del Caballo”. El del horno de la Peña Huertana “La Crilla”.
Conocimos de su terrible dolencia sobrecogidos e incrédulos. No era justo, ni mucho menos necesario. Juntos, como una sola persona, estrechamos como una familia y con la suya el corazón para, sin dejar la incredulidad, hacer frente a la situación en la confianza de que, a sabiendas de la gravedad del percance con el que la vida le había traicionado, a él y a todos, el Todo Poderoso hiciera justicia y nos permitiría gozar de su compañía, de su amistad, de su transparencia en el ser y obrar, y, cómo no, de sus “crillas asás” al horno de leña que nadie como Pepe preparaba.
Comenzada seleccionando la leña que consideraba -y era- la conveniente para quemar en el horno que mimaba como solo saben hacer las cosas las personas de bien. Le gustaba y disfrutaba cuando podía permitírselo, no siempre disponía del tiempo para ello en las “barracas” de su peña y nuestra (“La Crilla”), eligiendo “las crillas” (patatas) para que dieran el mejor sabor tras pasar por el horno, el suyo, el de “La Crilla”, que ya siempre y para siempre, este u otro que pueda reemplázarle por el uso, será “EL HORNO DE PEPE”.
Pero PEPE era, y es, mucho más. Un huertano a la antigua usanza aún teniendo en cuenta su juventud. Enamorado, junto a su familia de la acción de “La Crilla”. Su mujer, Tere, un bastión incuestionable para nuestra peña, para nuestra cocina por decir una referencia del lugar donde se maneja como “Pedro por su casa, y lo seguirá haciendo mas pronto que tarde, a decir verdad, aunque no se le vea físicamente, sigue siendo un puntal en el buen hacer cotidiano de la gastronomía de “La Crilla”, cuyas habituales compañeras de faena siguen cocinando para el gran público como si estuvieran ante los fogones de su hogar, con el mismo y delicado esmero, con la disponibilidad familiar de una joven huertana nacida en el Rincón de Beniscornia, pero que de la mano de Pepe tuvimos la fortuna, el privilegio, de que viniera a ser y sentirse “puentetocinera” y, por encima de todo “crillera”. Lo mismo que sus hijos Paco y Pilar, bastiones en diferentes secciones del Grupo de Coros y Danzas “Siete Coronas”, parte intrínseca de “La Crilla”, y en diferentes responsabilidades en el entramado organizativo de la añeja peña huertana de Puente Tocinos.
Era tan sin límites el sentir de Pepe por la acción gastronómica, sociocultural, folklórica, que la peña realiza que ya no sorprendía verle junto a Tere, su mujer, amiga y compañera impenitente, en las actuaciones del Grupo de Coros y Danzas “Siete Coronas” o donde la peña, en cualquiera de sus actividades, dentro o fuera de nuestra región, mostraba su actividad, desde los lugares más recónditos a aquellos más lejanos, donde a veces llegaban antes que la propia representación de “La Crilla”, siempre (o casi siempre) acompañados por Antonio y Asún, sus amigos del alma, otra pareja con señera dedicación a la peña y a las buenas acciones que se desarrollan al amparo de la parroquia en la pedanía de la huerta de Murcia, a lo que Pepe y Tere tampoco son ajenos.
En las pasadas Fiestas de Primavera, ya “tocado” pero no “hundido”, Pepe no perdió detalle del quehacer de sus amigos, compañeros, de su familia, en el devenir diario de la “barraca/ventorrillo” de “La Crilla”, echando su “cuarto a espadas” (a “crillas”) allá donde consideraba era necesaria su infatigable aportación, sin dejar de lado -de reojo- su relación con las “crillas” y su horno, por primera vez después de hacerlo durante más de 40 años en la ciudad de Murcia, ofreciendo nuestras propuestas desde nuestras instalaciones en Puente Tocinos, a las que tanto contribuyó para que sean la realidad que son.
Será en la 50 Semana Internacional de la Huerta y el Mar de Los Alcázares, a la que Pepe, como tantas y tantas otras personas ofreció ilusiones, trabajo, dedicación, y una especial disponibilidad, donde se echará en falta su presencia física, no su apoyo y motivación, ahora desde el especial lugar que sin duda le tiene asignado el Padre Celestial, quien ya estará al tanto, y de primera mano, del quehacer de las mujeres y hombres de “La Crilla”. De sus ilusiones y esperanzas puestas en sus hijos (Paco y Pilar), su hálito de vida, y muy especialmente conocerá de sus nietas, su norte, su vida en la más amplia expresión del término. Con cuanta plenitud gozó de sus paseos, de las atenciones y mimos con que les trató en vida y seguirá haciéndolo desde la Gloria. Si todo sus estar, hacer y desvivirse por sus nietas era sobresaliente -“cum laude”-, cuando ciertamente alcazaba el sumun era cuando les mostraba los detalles de la sede social de la peña, la barraca, su entorno con utensilios domésticos y aperos, alcanzando el cenit al sentirles dar los primeros pasos en el baile regional, prácticamente antes de echar a andar.
Además, Pepe, era NAZARENO (con mayúsculas). En Murcia y en Puente Tocinos. PUNTA DE VARA con experiencias y vivencias para contar y no parar, al que le llegaba la plenitud portando a su Virgen del Rosario, su patrona y la de Puente Tocinos.
Pepe fue, y es, sobre todo un hombre de principios. Un ejemplo a seguir. No nos olvides, amigo!!
Juan García Serrano es presidente de la Peña Huertana «La Crilla»,
Cronista Oficial de Puente Tocinos-Murcia
y director de la Semana Internacional de la Huerta y el Mar de Los Alcázares