Todos los años parece que enero ha de ser un mes frío y húmedo, y que en él se ha de dar un tiempo desapacible que nos haga cobijarnos bajo las faldillas de la mesa camilla y embozarnos en bufandas y abrigos. En ocasiones, todos los pronósticos fallan haciéndonos sudar.
En enero aún nos dura a todos el propósito formulado el 31 de diciembre –¡qué lejos queda siempre la noche de San Silvestre!– de hacer una vida nueva. Y lo que estrenamos no es una vida nueva, sino un medio donde emplearla.
Mes parco en gastos que nos hacen rememorar la paga extra de Navidad, dilapidada en regalos y viandas en las entrañables reuniones familiares. Mes de estrenos donde calzoncillos y calcetines se adaptan a nuestro cuerpo, obsequios íntimos y siempre despreciados por su falta de lucimiento.
Tiempo de ahorro que me lleva a recordar los saldos de otros días. Fue el innovador Pepín Fernández, propietario de Galerías Preciados quién trasformó las compras del exhausto primer mes del año con sus campañas de “Rebajas” término sustituto de “Precios de saldo”. El mismo que creó el eslogan de “Practique la elegancia social del regalo” . Enero no estuvo ni está para muchas compras, ni salidas a restaurantes, ni derroches.
De gran éxito fueron las campañas de “2 pantalones por 1” en la “La Meca de los Pantalones” en la plaza de Joufré, en aquellos días en los que la minifalda ideada por Mary Quant hacía estragos entre las mozas murcianas y ellos vestían exagerados pantalones campana, junto con el inseparable Minipull que nos hacía parecer como una multitud de estrechos de pecho. Los Beatles impusieron sus flequillos dotando a los jóvenes murcianos de peinados de fantasía en los conciertos matinales y bailes desenfrenados del Club Deportivo San Fernando en los fríos domingos de otros eneros.
Domingos de invierno al sol de la Glorieta, en los que la banda de música de la extinta Diputación Provincial interpretaba conciertos llenando con su armonía los recuerdos de un tiempo que se fue, mientras el fotógrafo ambulante inmortalizaba a los críos en corceles de cartón y en la Vespa tan de moda en aquellos inicios de los sesenta. Las figuritas del Belén volvieron a su caja de galletas encima del armario, quedando la Navidad como un grato sueño que se almacenó en nuestra memoria. Enero es rutina, bendita rutina de bolsillos vacíos por los que velaba la “Venta Boom” de Cerdán Hermanos, los adelantados de la moda, mientras un encorbatado señor Marín, mostraba a la luz del sol el color de las piezas de tela a una exigente clienta a las puertas del establecimiento.
La melancolía nos invade y la falta de dinero colman enero, mientras en la Glorieta de otros días la banda de música interpreta el pasodoble “España cañí”.
Pie de foto: La banda de música de la extinta Diputación Provincial en la Glorieta de España, hacia 1960.
Miguel López-Guzmán
Periodista y escritor
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