Establecimientos como Demo, Malvón o Quique Portillo se convierten en cafés y confiterías húngaras, mientras el sector hostelero se beneficia del impacto económico del rodaje de Warner Bros.; La Opinión cita a LasGastrocrónicas.com en su cobertura del fenómeno
El centro histórico de Murcia está viviendo este miércoles 5 de noviembre una metamorfosis cinematográfica sin precedentes en las últimas décadas: calles emblemáticas como Trapería, Barrionuevo o la plaza de la Cruz se transformaron en una recreación minuciosa de Budapest, con motivo del rodaje de F.A.S.T., el nuevo thriller de acción del creador de Yellowstone, Taylor Sheridan, producido por Warner Bros. Pictures.
Murcia se convierte en plató húngaro con el sabor de su hostelería local
Más allá de los vinilos en húngaro, las banderas magiares y los nombres de calles cambiados, uno de los aspectos más llamativos ha sido la transformación de los establecimientos hosteleros, que han dejado temporalmente su identidad murciana para adoptar la de cafeterías, confiterías y bistrós de la capital húngara.
El restaurante Demo, la jamonería Quique Portillo, el Bar Pepe Juan, Malvón, Healthy Poke y Trapería 1 han sido rebautizados como Otto Bistztro, Bajusz, LSofia Szendvics, Paprica Sanyi, Maison Piritos y Zolta, respectivamente, con fachadas ambientadas al milímetro para integrarse en el universo visual de la película.
Según ha podido constatar LasGastrocrónicas.com, cuya cobertura informativa sobre la noticia del rodaje ha sido destacada por el diario La Opinión, estos locales no solo han cedido su imagen, sino que también se han convertido en puntos neurálgicos de actividad durante los días de rodaje.
“Los restaurantes y bares del entorno están más llenos que de costumbre, sobre todo por las consumiciones del equipo de producción”, explicó el concejal de Comercio, Turismo y Consumo, Jesús Pacheco, quien añadió que la ocupación hotelera para la noche del rodaje alcanzó las 408 habitaciones.
La Opinión ha conseguido colocar a su fotógrafo Juan Carlos Caval en la zona de acceso restringido para realizar esta amplia galería fotográfica:
Aunque algunos comercios han sufrido restricciones de acceso —como la librería Los Soportales o la tienda diocesana de la plaza del Cardenal Belluga—, la productora ha indemnizado a todos los afectados, y el Ayuntamiento, en coordinación con el Hub Audiovisual de Murcia, ha trabajado semanas antes para minimizar el impacto. “Hay quien se cabrea, pero hay que entender que tienen que trabajar y que dejan dinero para la ciudad”, comentaba a La Opinión Esteban Hurtado, uno de los muchos curiosos que se acercaron a contemplar el set de rodaje.
Este no es el primer capítulo de Murcia como doble de Budapest: en 1970, el director Jesús Franco ya utilizó el Teatro Romea y el Real Casino para ambientar El conde Drácula, con Christopher Lee, convirtiendo la ciudad en la Buda gótica previa a la unificación con Pest. Como señala LasGastrocrónicas.com en su reportaje —citado expresamente por La Opinión—, la historia se repite con una precisión casi poética: de los vampiros al thriller contemporáneo, Murcia sigue siendo un escenario codiciado por su versatilidad visual y su alma cinematográfica.
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Mientras los actores Brandon Sklenar y su equipo grababan escenas bajo la atenta mirada de casi 500 extras locales, los murcianos disfrutaban de un espectáculo único: ver cómo su ciudad, por arte de la magia del cine, se convierte en otra. Y en ese viaje, la hostelería local no solo ha sido decorado, sino parte activa de la narrativa, demostrando una vez más que, en Murcia, hasta un café puede contar una historia internacional.
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