Organizada por Campoder dentro del proyecto “Del Cerdo al Plato”, la charla de Andrés Nieto Conesa reunió a autoridades, vecinos y amantes de la tradición rural en torno a un legado que va mucho más allá del fogón: el cerdo como pilar de la supervivencia, la identidad y la comunidad
El Casino de Águilas acogió ayer una emotiva y reveladora charla titulada “La matanza: rito, ostentación y necesidad”, impartida por Andrés Nieto Conesa, cronista oficial de la villa. El acto, enmarcado en el proyecto “Del Cerdo al Plato” impulsado por Campoder, reunió a un nutrido público, entre ellos los concejales José Luis Moreno Salas y Ginés Desiderio Navarro, quienes se sumaron a un homenaje colectivo a las raíces rurales de la comarca.
Nieto Conesa inició su intervención con un sentido recuerdo a los matarifes aguileños ya desaparecidos, figuras clave en la transmisión de saberes que, más que técnicas, eran actos de comunidad, respeto y supervivencia. “La matanza no era solo matar un cerdo —explicó—. Era un acontecimiento social, económico y cultural que marcaba el calendario de las familias”.
Miguel Buendía, gerente de Campoder, subrayó que esta iniciativa forma parte de un esfuerzo continuado por “dinamizar la economía rural y promocionar los productos, espacios e iniciativas emprendedoras del territorio Leader Campoder”. El proyecto busca valorizar el papel del sector porcino, no solo por su relevancia histórica y económica, sino por su profunda influencia en la gastronomía, la identidad y la cohesión social del medio rural.

La charla tuvo como objetivo recuperar y difundir saberes populares: desde la cría del cerdo y la organización de la matanza tradicional, hasta la elaboración de embutidos, la conservación de carnes y las recetas que han sostenido generaciones. Todo ello con un enfoque que invita a reflexionar sobre el papel del cerdo en la economía familiar y la cultura campesina.

Tras la ponencia, los asistentes pudieron disfrutar de una degustación de productos derivados del cerdo, un broche sabroso que selló una jornada donde la memoria se sirvió, literalmente, en bandeja.
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