No se lo van a creer, pero ayer hablé con un culo. Sí, como lo oyen. Con un culo enorme que iba por la calle. Quedé atónito, nunca había visto nada igual. Se movía con garbo y cierto donaire. La curiosidad me hizo seguirlo. Debía de pesar cerca de ochenta kilos en canal, y era redondo, muy redondo.
No piensen que era un culo normal, con piernas y eso… Era un culo total y apoteósico, carente de miembros como brazos o piernas. Era todo culo. Sin ojos, sin boca, sin orejas, sin pelo. Era lo que se dice un culo universal.
Por su arquitectura adiviné que era femenino. No tenía vello, la carne era de un color sonrosado muy agradable y su piel aparentaba ser de tacto suave. Tenía mucha gracia al caminar, lo hacía debido a la inercia de sus glúteos en un vaivén muy dinámico que le hacía avanzar de una forma veloz y desenfadada. Me costó seguirlo. Iba totalmente desvestido, sin nada que le cubriera, es decir, con el culo al aire. ¿Quién iba a pensar que existía un culo andando solo por el mundo?
CULO-¿Por qué me sigue?, degenerado sinvergüenza…
YO-Usted perdone pero es que nunca había visto un culo como usted, sin brazos, sin cabeza y sin piernas.
CULO-Pues ya lo ha visto. Una ya no puede ir tranquila por la calle sin que la piropeen o la aborden.
YO-¿Le ocurre a menudo?, no me extraña como es usted todo culo.
Me costaba trabajo seguir su paso, Era un culo firme y aparentemente duro y equilibrado.
Se detuvo para dirigirme la palabra, tal vez al ver en mí castas intenciones.
YO- ¿Oiga y cómo ve, si no tiene ojos?.
CULO- Parece mentira que tenga la edad que tiene ¿Cómo voy a ver? Por el ojo del culo, está claro.
YO- ¿La puedo acompañar?
CULO- ¡Pues no! Déjeme tranquila o llamo a un guardia. Estoy harta de gente como usted y de los albañiles.
YO-¿Qué le dicen los albañiles?
CULO-Unas ordinarieces estupendas.
CULO- A mí los piropos ordinarios no me gustan.
YO-Bueno, es que depende
CULO-Depende ¿de qué?
YO- De cómo se esté de rellenita.
CULO-Yo estoy delgada y muy saludable. El otro día me dijeron que quién fuera perro para morder mis huesos
CULO-Parece que nunca hayan visto un culo. Me sobra lo que a ti te falta, desgraciao. ¡Qué país!.
Ante tanta agresividad y temiendo lo peor, opté por seguir mi camino. Observé al pompis alejarse, mientras a voz en grito el culo manifestaba: Mis carnes son elegantísimas. Y si no pregúnteselo a los albañiles.
YO-Por lo que veo le entusiasman los del ramo de la construcción.
CULO-Como que son los que más entienden.
La perdí al doblar una esquina, o tal vez rodó por el Puente viejo hacia Camachos. Quedé alucinado, había hablado con un culo único, expresivo, con carácter ¡Qué culo!. Nunca dije nada acerca de aquel encuentro, me hubieran tomado por loco. Decidí tomar un golpe de ginebra azul y olvidar aquel encuentro tan extraño: Uno no habla todos los días con un culo, ¿O sí?.
Miguel López-Guzmán
Periodista, escritor y pintor