El tándem de hosteleros formado por Emilio Morales y su hija Sofía (artífices del restaurante El Continental Bistró) desafían a los malos tiempos para la hostelería a causa de la pandemia de COVID-19 y justo un día antes de la reapertura de su restaurante de la calle Simón García de Murcia, inauguraron ayer su nuevo bar de tapas, ‘Jauja’, en la calle Santa Teresa, 3 de Murcia.
El nuevo local, que ocupa el espacio dejado por el bar ‘3 de Santa Teresa’, de Juan Durán, con motivo de su jubilación, hace que la familia Morales haya vuelto a su lugar de origen, ya que en los años ochenta y noventa, Emilio Morales regentó la añorada cafetería-restaurante ‘Continental’ en esa misma calle, justo enfrente de su nuevo bar de tapeo ‘Jauja’, en el que ocupa, en un lugar preferente, el logotipo original del histórico ‘Café Continental’.
El nuevo espacio gastronómico, que será regentado por Sofía Morales, con la ayuda de Irina tras la barra, nos ofrece una surtida selección de tapas tradicionales murcianas, servidas con un toque de modernidad, gracias al asesoramiento de José Joaquín Guillén.
Emilio Morales nos explica que el nombre de su nuevo bar es un homenaje a un restaurante, ya desaparecido, en Santander del mismo nombre, «quise hacerle un homenaje porque tengo un gran recuerdo y un gran amor de ese sitio y a sus propietarios que eran tremendamente amables, y además, cuando supe la definición del término ‘jauja’, que según la Real Academia Española (RAE), denota todo lo que quiere presentarse como todo tipo de prosperidad y abundancia, no dudé en llamarlo así; además Jauja es una ciudad de Perú y un pueblo de Córdoba».
Y efectivamente, Jauja (con mayúscula) es también una ciudad en el centro de Perú, a unos 250 km al este de Lima, ubicada en el valle de Mantaro, rica en recursos naturales y culturales. Y Jauja también es un pueblo de apenas un millar de habitantes situado en la frontera entre Córdoba y Sevilla. La Jauja andaluza también es conocida por la leyenda del bandolero más famoso. El célebre Tempranillo nació allí, en el año 1805, en una humilde casa que todavía se mantiene en pie y que cuenta con una placa sobre la puerta que así lo atestigua y allí también fue bautizado, en la iglesia parroquial de San José.
Pero Jauja también es el imaginario lugar de la obra de Lope de Rueda, en la que el autor no daba ninguna pista geográfica precisa; al contrario, la tierra que describía es tan fabulosa que difícilmente podría tener una concreción real. En La tierra de Jauja, Lope de Rueda nos habla de un lugar en la que a la gente se le paga por dormir, se castiga a los que trabajan, hay un río de miel y otro de leche, las calles están pavimentadas con yema de huevo… En la tierra de Jauja todas las maravillas son posibles, puesto que todas nacen de la imaginación. Y la descripción de Jauja de Lope de Rueda, más gastronómica, imposible.
El pequeño y coqueto bar cuenta con dos accesos que nos llevan a la zona de barra con mármol color marrón, que de lejos parece madera, (una barra hoy inutilizada por las restricciones sanitarias y en la que han situado dos veladores). Cuenta con una luminosa decoración con paredes blancas donde cuelgan una selección de pinturas originales de la magnífica colección pictórica de Emilio Morales, que seguro irán variando con el paso del tiempo y todo el local dispone de lejas, para apoyar los platos y bebidas en todas sus paredes. En la puerta, también cuentan con un par de veladores con taburetes altos.
El llamativo y colorido rótulo del bar de tapas ‘Jauja’, instalado en su fachada, es obra de Javier de Juan, uno de los grandes artistas de la ‘movida madrileña’ y en él se hace una declaración de intenciones del nuevo establecimiento hostelero: «cafés, cerveza, vermú, tapas y bocadillos», lo que viene siendo un tradicional bar de tapas de toda la vida, pero ojo, que engaña, porque en su oferta gastronómica vamos a encontrar mucho más que las clásicas tapas al uso, con una cuidadísima presentación y con el mejor producto de primerísima calidad.
Además de las ensaladillas rusa y de marisco, también encontraremos rollitos de salmón y caviar; todo tipo de salazones: bonito, anchoas, boquerones, hueva, mojama; encurtidos; tostas como la catalana, la de sobrasada con queso, almendras y miel; la exquisita tosta de gulas al ajillo, con cebolla caramelizada; la de sardina con guacamole casero; la de ventresca de atún con pimientos y por supuesto, todo tipo de embutidos caseros, quesos y una amplísima selección de latas de conservas.
Pero sin duda su tapa estrella es la ‘Gilda Jauja’, una versión de la gilda tradicional que incluye un matrimonio (anchoa y boquerón), guindilla, alcachofa y cebolla morada encurtida.
Además de cervezas y vinos, cuentan con el vermú murciano, de Torreagüera, Arlini, de Bodegas Arloren, que sirven en la copa clásica de vermú.
«Lo que se sirve en un bar, al final lo va a definir siempre la gente que acuda a él. Estas tapas son las que proponemos pero al final será la gente la que elegirá y decidirá las tapas que sirvamos», explica Emilio Morales.
Y los precios, más que razonables, podemos tapear desde 2 a 4 euros por tapa; las tostas nos costarán de 3 a 6,50 euros; cañas y quintos, a 1,20 euros; copa de vino, refresco y vermú de la casa solo nos costarán 2 euros cada uno.
Café Bar Jauja
- Localización: Calle Santa Teresa, 3. Murcia.
- Horario: De 9 a 17 horas. Jueves, viernes y sábados, también por la tarde de 20 a 23 horas.
- Precio: Tapas de 2 a 6,50 euros.
- Teléfono: 673 373 626.